lunes, 3 de julio de 2017

Hilo Rojo [Capitulo-14]



Hola :) sé que tarde mucho en publicar el capitulo anterior por eso ahora me apresuré con este ademas que aproveche el tiempo libre y la inspiración. Solo les digo que no me gusta abandonar historias, así que tengan seguro que la terminaré. Soy lenta pero segura jaja SALUDOS y que lo disfruten tanto como yo <3 . 












                             Capitulo-14
















—Yo… Soy Victoria, novia de Akiba ¿Y tú quién eres?

Salió la respuesta de parte de Victoria como si analizara cada palabra. No podía dejar de ver esas maletas y por supuesto a Akiba, esperando alguna explicación.
Akiba observó un momento pensando que hacer o decir, y antes de que su prometida pudiera hablar intervino poniéndose entre ambas.

—Miharu…, es una prima que viene de Japón, se quedará conmigo un corto tiempo Victoria, espero no te importe —le regala una sonrisa ligera.

La cara de Victoria cambia al instante a una llena de satisfacción y alivio. Por un momento pensó lo peor. Se tomó un respiro y se levantó del sillón para saludarla más cordialmente aunque no le gusto la cara y el modo de presentarse de ella.

—Mucho gusto prima de Akiba, por lo que veo también hablas bien el español —sonriente le tendió su mano.

Miharu con cara de póker le lanzó una mirada a Akiba y se cruzó de brazos.

—¿Tu prima?

Victoria noto que no le estrecho la mano y la bajó sin entender porque decía aquello. Akiba por su lado antes de que la cosa se pusiera fea no dejo de sonreír y fingir que nada malo pasaba, tomo del hombro a Miharu.

—Si “prima”, así se dice en español, Miharu.

Se observaron a los ojos unos segundos, Miharu no estaba nada contenta. Pero lo dejó pasar de momento y se adentró más a la casa subiendo a las escaleras, buscaría la habitación de Akiba por supuesto. El chofer cargaba dos grandes maletas y la siguió. Victoria parecía algo emocionada al respecto.  

—Me siento parte de tu familia ahora, es una sensación extraña Akiba-san —se acercó para abrazarlo— Cierto casi lo olvido…

Mete su mano en su bolso amarillo plastificado y hurga hasta encontrar la cajita del té especial que había conseguido para él.

—¡Sorpresa! —se le escapa una risita.
—¡Oh vaya! ¡¿Cómo lo has conseguido?! —lo toma en sus manos apreciándolo con sus ojos.
—…es un secreto —dice levantando su barbilla.
—¿Internet? —levanta una ceja y sonríe.
—Está bien, sí.
—¿Qué te he dicho sobre comprar por Internet y verte con extraños? Puede ser peligroso —le frota delicadamente con sus dedos la barbilla.

Victoria se ruboriza sin decir más.
Akiba estaba a punto de decirle que fuera a cambiarse y colocarse ropa seca, pero sabe que Miharu ha ido directo a buscar su habitación y su sentido de orientación es muy agudo, así que se contuvo.

—Sabes, creo que he dejado algo en el horno ¿Podrías revisarlo por mí? Iré a ver cómo va mi prima, debe venir muy agotada del largo viaje.
—Oh de acuerdo, no te preocupes cariño
—Y disculpa por no haberte dicho que vendría a quedarse, tenía miedo de que…—suspiró—no te gustara la idea y no puedo dejar en la calle a mi prima —une sus cejas con angustia.
—Entiendo… —le truena un besito en sus labios y se retira hacia la cocina.


La lluvia no se detenía en esta solitaria noche para José Madero quien, orgulloso de haber avanzado más en su nuevo Álbum sin problemas disfrutaba de su wiski favorito. Ahí echado en un sofá reclinable frente a la ventana de la que había corrido las cortinas dejando ver afuera como escurría el agua en el cristal, el sonido lo relajaba tanto como el cigarro. Se había puesto cómodo con un pantalón deportivo y una polera blanca ajustada aunque aún faltaba para dormir, al fin tenía un momento a solas pero había algo en este momento que no le gustaba, sabía amargo y no era el wiski. Se puso de pie y camino hasta un mueble para dejar ahí el vaso de cristal medio lleno. Paso delante de un espejo y miró su reflejo, se detuvo un momento, se enderezo introduciendo sus manos en los bolsos de su pantalón deportivo, viéndose de frente, viendo su cuerpo, su rostro y…, su cabello.
Lo había empezado a perder hace un par de años, se estaba haciendo viejo, y aún no podía ver a nadie a su lado, y es que aunque todo fuera muy bien en su vida, ganando dinero, siendo famoso, teniendo tantos fans que lo adoran por lo que es y por su inigualable talento, además teniendo a su merced a cuanta mujer quisiera, tenía una vida…, casi ideal, casi perfecta, pero como todas las vidas; faltaba algo. Y el tiempo por lo visto se le estaba acabando.

Se acercó más al reflejo, se inclinó un poco y toco con sus dedos su frente, viendo bien esas entradas, se peinó con su mano hacía atrás regresando al sillón con su vaso de wiski pensando y pensando.
Llevó su mirada a un lado, allá a lo lejos algo brillaba, era el reloj chapado en oro de baja calidad que le había regalado aquella chica asmática. Tomo un trago. Por azar del destino se había vuelto frecuente encontrársela hasta en la sopa, luego irremediablemente la había estado buscando para encontrársela, pero ahora… ya todo acabó. Fin de la historia, y se había quedado con el esa sensación amarga. Es la misma que antes de casi atropellar a aquella chica había sentido, pero era lo usual, ya la conocía, lo acompaño toda su vida, pero ahora… no lo soportaba.

—Debo conseguir una novia ((Ya me cansé de mujeres pasajeras…)) —bebió el Wiski hasta que vació el vaso sintiéndose tan dispuesto, tan decidido, tan listo.

Ya se lo había propuesto, y cada que se propone algo lo consigue, no es un mediocre.

La puerta de su habitación estaba entreabierta y se escuchaban ruidos adentro. Akiba se apresuró a entrar y vio a Miharu desempacando sus cosas de las maletas, el Chofer había bajado rápido para traer las que faltaban.
Aunque ya había notado la presencia de su prometido, ella siguió en lo suyo sin importarle, sacando sus cosas y las acomodaba en donde podía invadiendo su espacio íntimo, su dormitorio. Akiba no le despegaba su mirada llena de desaprobación.
Abrió el armario y noto que había ropa femenina, seguramente perteneciente a la otra chica. La empezó a descolgar y desdoblar para retirarla.
Enseguida Akiba se aproximó y con su mano la hizo a un lado. Era más cómodo comunicarse en su lengua natal.

—¿Qué crees que estás haciendo?
—Sacando a la intrusa
—¿No te das cuenta que la intrusa eres tú? —arruga el ceño.
—Yo soy tu prometida, con quien debes casarte.
—¿Por qué tú y mi madre no se dejan de tradiciones absurdas y antiguas? Soy un adulto, esto es ridículo.
—¿Quién es ridículo? —lo encara— Tú te arrodillaste para pedirme la mano, tú dijiste que me amabas, tú me prometiste. Luego escapaste.
—Eso lo sé, pero…
—¿Pero? —hace una pausa para mirarlo fijamente— ¿Estás seguro que ya no sientes nada por mí?
—No —desvía su mirada.
—¿No qué?
—No te quiero aquí.
—Qué lástima, mejor coopera o tu amiga sabrá la verdad ¿Qué le has dicho de tu vida? ¿Al menos algo de lo que le dijiste fue cierto? ¿Le has dicho que la amas?
—Eso no te interesa, ahora vete —le señala la puerta.
—Sería una pena que echaras a tu prima a la calle, imagina que pensará Victoria de ti.

Le da un beso en la mejilla y le sonríe. A Akiba no le quedaba más opción que aceptarla y seguirles el juego a su prometida y a su madre. Ya le parecía raro que no lo haya sentenciado con más ese día que charlaron y tomaron té.


Había pasado ya una semana de la llegaba de Miharu a casa de Akiba. Una semana también de la decisión de José Madero, tal parece que tardó para asentar cabeza, y está empezando. Intenta relacionarse con las chicas de un modo diferente, se esfuerza por no parecer tan superficial, indiferente y frío. En serio se esfuerza pero nada mas no le resulta como quiere.
Su esencia siempre sale a la luz y se siente como un monstruo o algo peligroso porque apenas lo conocen y huyen. Eso es normal, Victoria también lo hizo y ya no quiso volver.
¿Realmente es tan mal hombre? ¿Por qué es así? Ese romance, que tanto tenía en su forma de ser hace muchos años atrás, parece sostenido. Sostenido por el dolor del pasado, por el miedo, por protección. Pero no se daba cuenta, el inconscientemente cree que es así. Y sí, es así, un arrogante, prepotente, pedante etcétera. Todo eso que le han dicho tantas personas.
De todas formas, era muy tarde para rendirse, debía conseguirse a alguien, ya que nunca antes le había afectado tanto la soledad. Hasta ahora puede ver que tan solo estaba y más va a estar, cada miembro del grupo, cada amigo hasta fuera del grupo estaban formando su vida, se estaban casando, estaban teniendo bebés, otros ya los veían crecer, y algunos más al menos tenían su pareja estable. De Panda, el único que se parecía un poco a él era Arturo, estaba igual de solo o eso creía hasta el día en que lo vio llegar a un Bar siendo acompañado de una mujer alta morena y de buen ver. Se la presentó, para que Arturo presente una mujer sin miedo a decir frente a  sus ojos “Ella es mi novia” es porque era en serio. Esto fue la gota que derramó el vaso para Pepe, inclusive el que veía que al igual que el quedaría soltero de por vida, ya se estaba comprometiendo. Justo el que menos esperaba.
Tenía que respirar para no perder la cabeza, y en eso la música lo ayudaba, cada que se reunían para grabar las canciones,  viendo poco a poco como estaban más cerca de terminar el siguiente álbum, eso era lo único que lo consolaba un poco.


—Pues…, conozco a Caeli, a Joss —le decía su amigo Gabo— A Victoria… —desvía su mirada casi temblando y se rasca su nuca.

Se habían citado en un restaurante de lujo que le gustaba a Pepe, ya habían terminado de comer incluso el postre, después de una larga charla entre camaradas. Pepe se había abierto a su amigo más que nunca, y es que debía sacar todo lo que guardaba o se enfermaría. No se atrevió a hablarlo con ningún otro amigo, ni siquiera los que integran Panda. Gabriel fue el elegido. El ambiente era el adecuado, tranquilo y perfecto, más aún porque esta vez Gabo fue listo y no llevó a Grey, ya no quería problemas con ella.

Lo escuchó mencionar a sus amigas, y una sonrisa se trazó en los labios de José al llevar la copa de vino a ellos.

—Olvídalo wey, al rato se me pasa, debe ser otra etapa —colocó la copa sobre la mesa y el mesero les retiro sus platos con sobras, aprovechó para ponerse cómodo sin ver a su amigo a los ojos, subiendo sus brazos a la mesa y uniendo sus manos con los dedos entrelazados, ahora sí lo miro directo— Además ni están guapas.

Por supuesto no quería verse como un desesperado, ante todo su orgullo.


—No, no, no, no —Se exalta y acelera al hablar Gabo— Estas muy bien ¿Cuál etapa? Haz llegado al tiempo correcto wey, aprovéchalo en conseguir a alguien.
—No sé —mira a la ventana hacia afuera, se veía la ciudad desde arriba a una altura considerable, el cielo se empezó a nublar.
—Conócelas, pero bien, la que quieras y…trátalas bien wey, también hay que hacer un esfuerzo.

Pepe guardó silencio un momento y en esa misma posición volteo a ver hacia las otras mesas e irremediablemente le atrapó su mirada una pareja que comían juntos y se daban de comer en la boca mutuamente mientras reían, parecían estar jugando y ser exageradamente melosos y empalagosos, cursis. Eso le provocó no asco como antes, tampoco risa burlesca, curiosamente le intranquilizo, se sentía incómodo. Gabo seguía hablando y hablando, él no lo escuchaba, seguía viendo a esa pareja, que parecían divertirse cuando el bocado con propósito a la boca del novio cayó en su camisa ensuciándolo y la chica le empezó a limpiar con la servilleta rompiendo en risas. Parecían muy felices…parecían. Y él no podía dejar de verlos.

—… Victoria

Fue lo único que alcanzó a escuchar y entender que dijo Gabo. Pepe se enderezo y movió su cuello que le trono, y le relajo.

—No te escuché ¿Qué decías?

Pasando por alto el nombre mencionado que recordaba muy bien.

—¿En dónde estás wey? Te decía que menos mal que Grey salió con su amiga Victoria, y por lo visto están muy ocupadas ni WhatsApp me envía —miró un momento su celular— Es raro en ella ¿Me pregunto que estará haciendo?
—Victoria cree que soy como su esposo, un loco, un maldito maltratador, gritón y un imbécil.

Dijo con seguridad Pepe viendo a su amigo.

—¿Verdad? —entre abre su boca moviendo su lengua adentro de su mejilla, eso indicaba que no le gustaba nada.
—¿De qué hablas wey? Pues que le hiciste.
—Nada, solo me mostré como soy, el yo que a nadie le gusta, el yo real. Entonces ¿Cómo le hizo ese tipo para convencerla hasta casarse con ella?
—¡Ah! ¡Lo sabía te gusta Vicky! —salto del asiento con una sonrisa de oreja a oreja—

La cara de Pepe cambió a una claramente irritada, basto con esa expresión para que Gabo dejara su celebración y se borrara su sonrisa, recuperando su compostura de inmediato.

Por otro lado Grey y Victoria se encontraban en una zapatería dentro del centro comercial llamado El Palacio de Hierro. Habían decidido ir de compras después de comer en un restaurante italiano que a Victoria le encantaba Italianni`s. Desde hace días hay algo que le revolotea en la cabeza a Victoria, algo que no la deja tranquila y es que  puede notar cierto comportamiento fuera de lo normal en la prima de Akiba. En cuanto vio a Grey quería contárselo pero su amiga empezó liberando su frustración con su novio, decía que lo amaba pero a veces seguía desesperándole que fuera tan bobo, sin embargo no le daba más detalles.
Una señorita vestida formalmente,  le trajo un par de zapatillas rojas de charol a Grey dándoselas en la mano y despidiéndose sonriente. Sin decir nada Grey empezó a probárselas debía sentirlas y caminarlas, verse en el espejo para saber si era su estilo, si quedaba con sus piernas y su silueta. Sin duda esas zapatillas lucían llamativas en conjunto a su vestimenta siempre oscura. Sus cabellos dorados brillaban más pero no tanto como sus ojos azules sombreados de tonos grises y negros.
Victoria la admiraba a distancia, ella ya había elegido dos pares de zapatos muy sencillos y de tonos neutros. Estaba sentada en un sillón pequeño, pellizcando la tela de su falda de encaje voluminosa que le llegaba a las rodillas y un chaleco de mezclilla, no dejaba su forma tan peculiar de vestir. Paso sus dedos a su cabello cobrizo dorado que llevaba suelto y en ondas como casi siempre. Algo la tenía inquieta y tenía que recibir una opinión de alguien, y no existía persona más sincera, franca y realista que su amiga Grey. Se levantó del sillón color arena y dio pasos inseguros para acercarse. Por dentro se preguntaba ¿Qué le diría al respecto? ¿Y si piensa lo mismo que ella? ¿Y si no es así y cree que esta confundida?

—Ey… —dijo a duras penas al estar a su lado.
—¿Qué pasa? —le miro un segundo— ¿Ya te cansaste? ¿Ya quieres irte? Dame un momento.
—No, no… es que quería contarte algo
—Adelante escúpelo

Eso hizo reír a Victoria y sin dejar de sonreír se animó.

—Verás…

Comienza a recordar aquellas escenas que durante la semana ha presenciado entre la prima de Akiba y él.
Un rose de manos al pasar cerca de él, en la cocina. Un guiño de ojo cuando comían juntos. Cuatro veces que le ha llamado “cariño” y Akiba se pone nervioso. Y ese beso en la mejilla que le planto antes de salir y ella vio de lejos. Sin olvidar que cada que puede lo abraza.
Todo esto se lo dice con lujo de detalle a su amiga. Grey se quita los zapatos y los pide para llevárselos, sin importarle quedar descalza. Se toma un momento antes de girar a verla con sus manos a la cadera alzando una ceja.

—Está bien, sabía que eras ingenua e inocente, pero esto es demasiado. Victoria ¿En serio no te das cuenta? —levanto un poco la voz como si estuviera molesta.
—¿De qué? Claro, bueno he pensado mucho y al ver todo esto, creo que… —se acerca más y le susurra casi al oído cuidando que nadie estuviera cerca— Su prima es algo… incestuosa.

Algo adentro de Grey se quebró y la hizo abrir mucho sus ojos.

—¡Por Dios! —Exclamó— ¡Es su amante! ¡Su amante, no su prima! —la señala con un dedo sin importarle que ha atraído todas las miradas con sus gritos. Era lo común— Esos dos te están viendo la cara Victoria ¡No puede ser!
—¿De que estas hablando Grey? —avergonzada por llamar la atención de la tienda.
—Que ese hombre te está mintiendo. Ha metido a su amante a su casa aún a sabiendas de que tú vives ahí con él y supuestamente eres su novia ¡No lo puedo creer! Que descaro ¡Que mierda de tipo!

Victoria queda boquiabierta un momento.

—¡¿Piensas seguir ahí?! Siendo su burla. Puedes venir conmigo y Gabo tenemos espacio.

Hay silencio total. Las trabajadoras volvieron a lo suyo, todo transcurrió como debía a su alrededor, Grey esperaba su respuesta en cuanto a Victoria cerro su boca y frunció el ceño siendo una expresión que Grey en muy contadas ocasiones había visto en ella.

—No te expreses así de ¡Mi novio! Él no es así, quizá solo es un malentendido mío y ellos así se llevan. No los conozco —mira a otro lado conteniendo sus ganas de llorar— A-Además, son japoneses, probablemente sus costumbres sean otras.

Esto último hace estallar de risa a Grey siendo de nuevo el centro de atención.

—¡No sabes nada! ¡¿Cierto?! —la miro sonriendo a la vez que elevo sus cejas— Los japoneses son más recatados y fríos para demostrar sus sentimientos, solo cuando se trata de una pareja son así, ya sean mujeres o hombres, entre familiares no es posible. Si entre nosotros no es normal, menos ellos.
—¿Cómo sabes eso?
—Internet nena además es mi tema favorito ya sabes, Anime, Video Juegos todo eso me gusta ¿Lo sabias no?

Victoria queda sin palabras y sin saber que pensar se cruza de brazos mirando el suelo y sus zapatos nude.
Grey también cruza sus brazos con su cadera a un lado y su pierna doblada viéndose más relajada que ella.

—Te digo, olvídalo y ven con nosotros, es un idiota. La otra mujer una puta ¿Cómo puede estar así contigo ahí? Sabiendo que eres su novia, que desmadre de tipo en serio.
—¡Suficiente Grey! ¡Cállate! —con voz desgarradora.
—¡Es que si hace eso en tus narices no te tiene respeto y ni un poco de amor! Prima.. si claro ¡No seas ciega y tonta! Fíjate bien que…
—¡Basta! —grito con todas sus fuerzas hasta quedarse sin aire y soltar una lagrima.

Le costaba respirar, se empezó a poner pálida, tosía y tosía cada vez más, por más que abría la boca y trataba de inhalar aire no le era posible, sus vías respiratorias y pulmones se presionaban se cerraban, se estaba ahogando, poniéndose más débil le costaba sostenerse de pie. Grey noto su crisis asmática, para Victoria esta vez era más intenso el ataque, las veces anteriores era más leve, siempre fue leve pero ahora sentía que iba a morir…
Su amiga busco en su bolso el inhalador pero no lo encontró, puesto que estos episodios habían desaparecido desde que se emparejo de Akiba ya no veía necesario cargarlo. Grey no pudo hacer más que sostenerla y las señoritas de la tienda empezaron a moverse buscando ayuda, una tomo el teléfono y llamó a una ambulancia.
Victoria se había quedado sin aire, y apoyada en el cuerpo de Grey.
Colapsó.  


Bien sentadas al fondo de la camioneta negra conducida por un chofer en una de las calles principales de la ciudad de Monterrey. Miharu y la madre de Akiba permanecían calladas con su mirada al frente. Como si de estatuas se trataran. No obstante había algo que Miharu todavía no le informaba a su suegra. Algo que estaba segura que la sacaría de quicio, porque es algo que no sabe, y se sentía con la responsabilidad de decírselo.

—Madre…, Akiba te ha mentido.
—Ese muchacho es muy mentiroso ya lo sabes —se detiene un momento a verla de perfil— ¿Por qué lo dices?
—He descubierto su pequeño secreto. Él te había dicho que vivía solo, por eso, tú me mandaste a vivir con él sin previo aviso puesto que al ser su prometida tengo el derecho.
—¿Qué estas diciendo? ¿No vive solo? ¿Vive con otra mujer?
—Así es, esta semana lo he tolerado, pero no pienso soportarlo más. Yo y Akiba debemos vivir solos como una pareja normal, sin intrusas en la relación y en nuestro hogar. He mantenido todo a raya, es decir no he hecho nada fuera de lo normal, ni la he echado porque antes necesitaba hablarlo con usted, puesto que se trata de su hijo. También le ha dicho a esa mujer mexicana que soy su prima.
—¿Su prima? —abre de más sus achinados ojos— ¡¿Cómo permitiste eso?! ¡Tú eres su prometida! ¡¿No le mostraste tu anillo?!

La joven japonesa miró su dedo con su anillo y suspiró.

— No.
—Ese muchacho… —arruga el ceño— Se ha conseguido una novia, y encima vive con ella y te abandono a ti, luego te llama prima —mira la ventana— He tolerado y le he perdonado lo suficiente. Tendré que hacer lo que no quería.

Miharu tan solo la observa sin decir más.


Sobre una cama de hospital. Victoria descansaba y permanecía conectada a algunos aparatos que necesitaba para mantener su estado físico en orden. Grey la miraba con sus brazos cruzados y con una mueca de disgusto.

—Eres una boba, ni creas que le avisaré al idiota de tu novio —extrae el celular de Victoria del bolso de su pantalón y descubre que tiene mensajes de Akiba al igual que varias llamadas perdidas— Já, imbécil descarado, tú y el José, junto con su esposo los tres son igual de tarados… como Victoria tiene tanta suerte para encontrarse pura basura… —hablaba sola.

Le había llamado a su novio Gabriel Montiel, por lo ocurrido con su amiga, y el famoso Youtuber se precipitó al hospital dónde estaba internada Victoria, y  sin decirle nada a su amigo Pepe, quien justo se estaba despidiendo de él después de pasar la tarde juntos. Gabo había exagerado con su reacción ante el acontecimiento, como si se tratara de un caso de vida o muerte casi lo obligó a que lo acompañara, aprovechando que habían salido en la camioneta de Pepe, le pidió como un gran favor que lo llevará al Hospital que se trataba de una emergencia. Esto por supuesto no le agrado en lo absoluto a Pepe, pero ya lo conocía y sabe que seguramente está exagerando, solo espera que no se trate de su novia ya que esa rubia mujer no le simpatiza.

Gabriel, entró corriendo al hospital bastante inquieto, y de un tirón de su playera ajustada y negra, arrimó a su amigo para que lo siguiera. José no se preocupó ya que tenía el día libre y hace tiempo que no la pasaba con su amigo al menos no más de treinta minutos.

—¡Vamos!

Dijo apresurado Gabo tras preguntar en dónde estaba instalada Victoria, cuando preguntó Pepe había mantenido su distancia con sus brazos cruzados así que no fue capaz de escuchar, porque tampoco era algo que le importara.
Siguió dando zancadas sin importarle casi chocar con las enfermeras o pacientes que recorrían los pasillos. Pepe aunque más tranquilo intentaba seguirle el paso más atrás.

—Por aquí wey… —dio vuelta en un pasillo.

Resignado a seguirle el juego, Pepe continuó tras de él solo trotando un poco. Tampoco le preguntaba que pasaba o de que se trataba la emergencia en el Hospital, porque era algo que le resultaba de lo más irrelevante.
Entraron a la sala y lo primero que se encuentra es la incómoda presencia de la novia de Gabo que, en cuanto los escuchó se volteo a verlos con ese típico rostro como si algo no le gustara nada.
Después de que su amigo saludó a su novia de beso, se fijó en la camilla de la sala y ahí estaba una joven muy pálida con sus ojos cerrados respirando gracias a una mascarilla de oxígeno, y con varios tubos delgados conectados a sus brazos que la unían a otros aparatos. La chica tenía un cabello brillante y hermoso como el cobre a pesar de su estado de salud, compensaba todo el color que le faltaba a su piel. Se quedó quieto sin decir nada, ni escuchaba lo que hablaban Gabo y Grey, el solo se concentraba en esa imagen, y se preguntaba ¿Qué le habrá pasado? ¿Por qué está así? En esas condiciones, porque sabe quién es, la reconoce y le produce cierta sensación que apaga el frio de su interior. Es como si su sangre fluyera más rápido y la puede sentir al recorrer su cuerpo, parecía acumularse en su pecho, pero su corazón no latía fuerte ¿Cómo era eso posible?¿Que era ese sentimiento? Quizá lo ha olvidado.

Piensa que probablemente su maltratador esposo la ha dejado así, pero no hay señales de golpes o violencia en su cuerpo, se ve intacta. Muere por preguntarles, pero solo cerró la boca y volteo a verlos un segundo.
Cuando se escuchó una dulce, y débil voz que apenas audible tras las potentes voces de Gabo y Grey.

—¿Qué hace él aquí?

Solo José había escuchado, pero no hizo nada más que verla. Tal parece que los dos se recordaban muy bien.

Había abierto sus ojos, y lo miraba directamente, sosteniéndose la mirada por unos eternos segundos. 

3 comentarios:

  1. pinche akiba que no sea joto y le diga la verdad a Vicky XD
    jaja gracias a gabo , Vicky y pepe se reencuentran aun que Vicky esta débil
    estuvo bueno el cap,esperare el que sigue <3
    si antes pensaba que se estaba poniendo bueno pues ahora MAS

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  2. Gracias Anonimo jajaja :D Estoy emocionada y ansiosa por continuar.

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  3. De verdad eres súper buena escribiendo, la historia está cada vez más entretenida. :D

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