martes, 4 de febrero de 2014

La Bruja y el Ángel mestizo [Capitulo-2]












                                        Capitulo-2












Entre la oscuridad y los árboles del bosque, se funde la figura de Charlotte, hasta ese resaltante cabello se pierde en las sombras.
Su amiga es importante, pero, por más que desee seguirla para saber si está bien, no puede. Ha surgido una emergencia según Kanentokon y no puede ignorarla.

—¿Qué ha pasado?

Le pregunta a su amigo, intrigado. No obtiene respuesta. Kanentokon solo se marcha a toda prisa, aparentemente en dirección a la aldea. No le queda más que seguir a su amigo.

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Hay una fogata en medio de donde se han reunido su propia madre y la madre del clan, quien de cuando en cuando, remueve con un palo la madera en la lumbre.

—Siéntate y escucha bien. Ratohnhaketon.

Así le da la bienvenida, la voz de la anciana madre del clan. Estando junto a ellas, no puede dejar de ver la expresión en el rostro de su madre. Se ve diferente, y cruzada de brazos mira abajo.

—Otra vez… estabas con ella.

El joven nativo prefiere guardar silencio y escuchar. Uniendo sus manos como si estuviera un poco ansioso.

—Ya me he cansado de tolerarlo. Sabes muy bien que no lo apruebo. Kanentokon te ha estado vigilando desde hace tiempo. Sé que me mientes cada que dices “iré a cazar”. Porque no cazas solo. Esto no puede seguir así.
—Anda, anda… —la anciana del clan con un ademan la ínsita a ir al grano— Díselo de una vez. No le des el mismo sermón que le das siempre.
—Ratohnhaketon —mira los ojos de su hijo. Una mirada entre intensa y melancólica— Ya que no me dejas otra opción. Quiero que me traigas el corazón de esa mujer… solo así, tendrás el perdón del clan y el mío. Si traes el corazón de algún animal, lo sabremos. Si no lo traes tú. Entonces yo me encargaré.

Está muy claro. A sus adentros se está quemando, su corazón está ardiendo… y duele. No será capaz de hacer lo que le pide su madre, esa mujer lo es todo para él.
Sería como entregarle su propio corazón, y con él su vida. Ratohnhaketon sin mostrar la más mínima señal de lo que experimenta en su interior, y manteniendo un rostro frío, inmutable. —lo contrario que hay en él—. Trata de buscar alguna escapatoria, alguna otra opción.

—¿No hay otra forma? Haré lo que sea para que la aldea me perdone. Lo que sea, menos eso. Madre…
—Cállate. —frunce el ceño al verlo.

Ese fuego de la fogata se refleja en la mirada de su madre, como si fueran espejos.

—Así no se solucionará el problema. —responde- Ya te he dicho que hacer.
—¿Y si no quiero hacerlo? Porque no pienso hacerlo.

El joven ahora clava su mirada en los ojos de su madre, como retándola.

—Si no lo haces… lo hará tu madre Ratohnhaketon. Además…

Escucha la voz de la anciana.

—Olvídate de esta aldea y de tu madre. —voltea a ver a  Kaniehtío.

Sus entrañas se retuercen, y mira la fogata imaginando en ella una cascada de llamas que forman el cabello de Charlotte enmarcando ese bello y blanco rostro con su absorbente mirada. Esos ojos verdes que al verlos es como sentirse en casa.
¿Entonces que es más importante para él? ¿Qué casa es la que desea?.
Sin soportar la tensión que reina en esa fogata, Ratohnhaketon se levanta y da unos pasos para irse.

—Tienes hasta el amanecer…

Le avisa su madre sin verlo.

—Para traer su corazón —añade.
—Sí.

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Carga su arco y flechas, llevando también su Tomahawk. Y sale de la aldea adentrándose al bosque, iba muy lento, a pasos pesados sin ganas de seguir adelante.
«Charlotte… ella es mi amiga. No puedo… »
Piensa, atento a su contorno. Debe cuidarse de algún peligro, de los que esconde el bosque.
Cuando el sonido de unas pisadas atrás, captura su atención y revisa con su mirada. Puede divisar que una sombra en forma de hombre se ha ocultado detrás de uno de los troncos de los árboles.
Que torpe… es muy obvio. Todo indica que se trata del mismo que siempre lo ha estado vigilando. ¿Así que cuando estaba con Charlotte y sentía que los miraban… era él?

—Kanentokon. Sé que eres tú.

Pronuncia muy alto, mientras lentamente camina hacia ese tronco. Y antes de que pudiera huir se lanza sobre él derribándolo al suelo. Con el filo de su Tomahawk toca el cuello de su amigo.

—¿Por qué me estás siguiendo? —escupe sus palabras.
—¡Ratohnhaketon por favor! —muy asustado mostrándole sus palmas como queriendo evitar que se acerque o haga otro movimiento— Yo solo…
—¿Te envió mi madre, no es verdad? —se endurecen sus facciones.
—S-Si… pero tranquilo. No diré nada, ya no te seguiré.
—Si lo haces lo sabré y lo lamentarás.

Aparta el filo de su cuello y se incorpora. Kanentokon puede respirar y se pone en pie viendo la espalda de su amigo.

—Ratohnhaketon… ¿Por qué actúas así?. Me diste un buen susto. Yo soy tu amigo. Jamás…
—Si lo fueras no obedecerías a mi madre. Ahora vete.

Inquieto y con sus ojos muy abiertos, Kanentokon regresa a su aldea. En tanto Ratohnhaketon sigue su camino muy pensativo.

Si no es un corazón humano, lo sabrán. Si la sigue viendo después, lo sabrán.
Charlotte tiene que desaparecer de su vida, de alguna manera. Irse muy, muy lejos, donde no pueda alcanzarla.

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Ahí está ante la gran casa de madera. Las luces están apagadas, lo que significa que ya duermen: Charlotte y su padre.
Algo ha venido a su mente, algo desquiciado, cruel, horripilante, pero… ¿Qué más puede hacer? Solo quiere que todo vaya bien y en paz. Aunque… no sea su mejor elección, también es la única que tiene.
Con sus manos y apoyando sus pies en los bordes, trepa en el exterior de la casa y asoma su cabeza por una ventana que esta medio abierta. Echa un vistazo adentro. Es la alcoba de Charlotte.
A pesar de la oscuridad, tenuemente iluminada por la luz lunar. Se distingue la sedosa y lacia cabellera de la joven junto con su pálida piel. Ahí… soñando en su cómoda cama. Sin imaginar lo que va a suceder.

El corazón de Ratohnhaketon da un brinco, al venir a su mente aquel recuerdo de lo sucedido apenas hace unas horas atrás. Sus dulces y suaves labios sobre los suyos…
No sabe exactamente que fue eso. Pero sabe que fue como tocar el cielo.
Sin más entra a esa habitación cuidando de no hacer ruido. Se aproxima a Charlotte. No quiere despertarla. La contempla por un momento, su corazón golpea su pecho queriéndose salir, al imaginar que abre esos hermosos ojos para verlo y sonreírle, como suele hacerlo. Se acerca más para llevar su mano a su cabeza, acariciando su rojo cabello, y tocando su tibia mejilla delicadamente, solo para sentir su piel, no para interrumpir su sueño. Eso espera.
Sus ojos encuentran ese collar de tres colmillos de lobo, que le había obsequiado hace siete años atrás.

Con sus manos se quita su collar de tres colmillos de lobo que le dio su Madre, y el mismo lo cuelga al cuello de Charlotte acomodando su cabello colorido como la sangre viva.

—Así, siempre seremos amigos y yo te protegeré. Conmigo no tienes que tener miedo. —sonríe por dentro.



Se aleja… más y más. Esfumándose pero dirigiéndose a su objetivo… el padre de Charlotte.

Sabe que al matar a su padre tendrá un corazón humano que entregar, mas aparte el odio de Charlotte. Así, ya no querrá verlo jamás.
A pesar del dolor que le ocasione, podrá protegerla, solo así puede protegerla. Tal y como se lo prometió.

También duerme tranquilamente en la otra habitación. El nativo corta distancia de su objetivo, preparándose. Y levanta su Tomahawk agarrándolo de la camisa para que su cuello se exhibiera. Ese tirón lo despierta y atónito observa ese rostro conocido y joven. Se exalta.


—¡¿Ratohnhaketon?!

Es ahora cuando debe hacerlo. Sin embargo su brazo arriba no le responde. ¿Por qué?
Su cuerpo vibra conteniendo esa conmoción apretando sus labios. Ya no hay vuelta atrás.

—¡¿Qué estás haciendo?! ¡Quítame tus manos de encima!

El rostro del padre de Charlotte, tan pálido y lleno de terror. Se sacude para zafarse del agarre del joven, pero es inútil. ¿El miedo lo ha debilitado? ¿O es que de verdad es muy fuerte?
Ratohnhaketon por más que quiere, sus palabras no salen de sus labios, aunque no deberían, solo debe terminar con esto. Aún si tiene ganas de arrepentirse, disculparse o decirle “cállate”. No desea que Charlotte despierte. ¿Por qué?
De todos modos, tiene que enterarse, tiene que despreciarlo.

Su brazo cae con peso, el filo se entierra en el cuello del hombre quien libera un estruendoso y desgarrador grito. La vida del padre de Charlotte se va como se lleva el viento una pluma.
En la mano de Ratohnhaketon hay un corazón, aún caliente y escurriendo en sangre. En la cama hay una mancha roja que crece más y más…
Solo escucha sus jadeos a causa de esa adrenalina que recorre su cuerpo. Guarda su Tomahawk y retrocede con un rostro inalterable. Da la vuelta y…
Charlotte lo observa, boquiabierta con una expresión aterrorizada, y unas lágrimas brotan de sus grandes orbes, sin  siquiera tener que parpadear.
Pálida… tan pálida. Más pálida de lo normal, y tiembla. ¿Ya lo odia? ¿Le teme? Eso es lo mejor.
Hay silencio por un momento.  Solo se puede oír el goteo de sangre que cae desde el corazón que sostiene Ratonhaketon en su mano.

—Tienes que irte…Charlotte. —articula viéndola detenidamente.

La chica había oído el grito de su padre y corrió a buscarlo. Es demasiada la impresión, no puede lidiar con tantos sentimientos, tanto dolor. Va muriendo por dentro.
Sintiéndose muy débil de sus piernas, cae de rodillas al suelo y baja su vista. Las lágrimas dan al piso. Reteniendo sus ganas de gritar, de llorar abiertamente. Está como en Shock.
¿Ese es el corazón de su padre? No quiere ni pensarlo.  ¿Ese es Ratohnhaketon?
Su corazón se hace trozos.

—Tienes que irte muy lejos. Donde… ya no pueda verte.

El joven nativo cierra sus ojos y toma fuerza para seguir adelante y atravesar la puerta llevándose el corazón.

—¡Ratohnhaketon!

Exclama lo más fuerte que puede y hace un esfuerzo por levantarse, yendo tras él.
Antes de que pudiera estar más cerca de él. El joven saca su Tomahawk y se lo enseña como amenaza, mirándola con el rabillo del ojo.

—Aléjate de mí.
—¿Por qué lo hiciste? ¡¿Por qué?! ¡No entiendo!

No obtiene respuesta.

—Yo… —prosigue la chica con voz quebrantada— Yo te amo tanto. —baja el volumen de voz y sus lágrimas corren como ríos por sus mejillas— ¡¿Por qué me haces esto?!

Tras unos segundos de silencio. Ratohnhaketon avanza más rápido, tumbando la puerta de un golpe y saliendo por ella de la casa.
Corre y corre conteniéndolo todo. No se siente nada bien, aunque solo él sabe que es lo mejor para los dos.
Charlotte podía perseguirlo y exigirle una explicación, esa que le pide su corazón, pero no tiene fuerzas. Opta por volver con su fallecido padre, y ahí desahogarse en un llanto escandaloso que resuena en las paredes, sonando más a berridos. Al pie de la cama de su padre.

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Justo antes de amanecer Ratohnhaketon entrega lo que le pidieron. Nadie sospecha, todos lo creen, y su amigo lo apoya y trata de animarlo, pensando que ese corazón es de Charlotte.
Su madre y la madre del clan se sienten orgullosas, muy felices.
¿Cómo pudo cambiar su felicidad y la de Charlotte por la de ellos?
Bueno, ya no hubo solución, solo así, puede protegerla, porque ella es lo más valioso que tiene.

Es aceptado y perdonado por toda la aldea ¿Qué acaso a nadie le importa su felicidad? Tal parece que lo mejor para unos, es lo peor para otros.
Por ahí escucha diferentes comentarios.

—Menos mal que lo hizo a tiempo, antes de que le sucediera como a su madre.
—Si pobrecillo, hubiera sufrido mucho más.
—Nunca debió confiar en una mujer blanca. Así está mejor.
—Si seguía viva… y el encontrándose con ella, solo nos traería más problemas. Y, a él también.

¿Con quién comparan a Charlotte? ¿Será con su padre? De ese que apenas sabe que existió.

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El radiante sol anuncia un día más. Un día, después de lo ocurrido.
Ratohnhaketon y su amigo han salido de la aldea para conseguir más carne y  pieles.
Por el bosque se preparan para llevar a cabo su labor. Y Ratohnhaketon se agacha doblando sus piernas para con sus dedos tocar la tierra y sentirla, examinarla, con el fin de rastrear o percibir alguna pista sobre algún animal que merodee por los alrededores. Descubre huellas de una presa que despierta su interés. Un venado al parecer.

—No debe estar muy lejos —dice viendo a su amigo— Tu ve a revisar las trampas que pusimos haya —le indica con su dedo— Yo buscaré por aquí cerca.
—Eh…sí.

Obedeciendo a su amigo, quien está más preparado para esto. Se retira dejándolo solo. Aunque parezca normal, adentro está destrozado y bastante preocupado. ¿Habrá dejado su casa Charlotte? Si la encuentran podrían…
No puede estar en paz, y eso es inquietante, estresante.
Camina por entre los árboles, buscando con su mirada a ese venado. Listo para cazarlo. Lo localiza muy cerca.
Se oculta en un arbusto para acecharlo pensando en alguna estrategia conveniente. Cuando algo lo hala y saca de su escondite. Mira su rostro. Es Charlotte. De inmediato se pone en pie y mira esos ojos irritados y un poco hinchados, pero sin perder su belleza. Puede asegurar que estuvo llorando por mucho, mucho tiempo, sin descanso.

—Charlotte. —en un hilo de voz— Vete.

Le da una bofetada como respuesta. El joven solo cierra sus ojos sin moverse o quejarse. La sujeta de su brazo firmemente.

—¡Te digo que te vayas!
—¡No lo haré!

Con sus brazos la carga como si fuera una princesa, y  yendo lo más rápido que puede, para llevarla a donde su amigo no pudiera verla.

—¡Bájame! ¡Que me bajes te digo!

Haciendo caso omiso. Así sigue, hasta que por fortuna encuentra unas grandes rocas que juntas formaban una pequeña cueva como triangular. Y ahí adentro con ella, sujeta su muñeca para que no escape.

—¡Tienes que explicarme! ¡¿Por qué asesinaste a mi padre?! Dime.
—Charlotte. Tienes que irte, tu vida corre peligro.
—¿De qué hablas?

Su amigo baja su mirada sin contestar. ¿Cómo explicarle resumidamente todo?

—¡Dime que no quisiste hacerlo! ¡Tú no eres así Ratohnhaketon! —vocifera tocando sus hombros— ¡Ahora más que nunca te necesito! ¡Eres lo único que tengo!

El joven nativo pone su mirada en una de las manos de Charlotte que tocaba su hombro. Inexpresivo.

—¡Pero por favor dime que no quisiste hacerlo! ¿Te lo pidió tu madre verdad? ¡Ella te mando a hacerlo! Yo lo pude ver… una visión. —desvía su mirada como arrepintiéndose por decir eso—

Solo el sonido del pillar de los pájaros por los árboles y el viento, es lo único que se escucha.
¿Cómo es que lo sabe? No había forma de que lo supiera.
Lentamente los ojos de Charlotte se vuelven cristalinos reteniendo sus lágrimas. Está cansada de llorar, es increíble que aún pueda producirlas.
Lo presentía, lo había estado presintiendo, lo había estado viendo, desde hace tiempo atrás. Iba a perderlo... eso había estado temiendo, por eso es que lo beso esa noche.



—Yo solo…quiero protegerte.

Finalmente en el rostro de Ratohnhaketon se refleja una pizca de tristeza, casi imperceptible, que había estado guardando todo este tiempo. Pero sin soltar una sola lagrima.
Conmovida de sus palabras y por ese tono tan profundo en que lo dice. La joven pelirroja con sus tibias manos en las mejillas del chico, mira sus ojos detenidamente unos segundos. Sus miradas se comunican, no hacen falta las palabras…una vez más. Y corta sus lágrimas con sus pestañas atrapando sus labios con los suyos.  Saboreándolos con pasión. Los blancos brazos de Charlotte abrazan su cuello, y poco a poco, Ratohnhaketon  toca con sus manos su delgada espalda, atrayéndola más a su cuerpo, apretándola, aferrándola, como si fueran uno solo. Ambos inexpertos, pero es un beso, algo ansioso y a la vez tierno. Charlotte deja de mover sus labios y tras un corto suspiro le planta un beso apretando sus parpados cerrados. Intentando olvidarlo todo. No…nada puede ser verdad, este amor seguirá. Tiene que seguir hasta el final.
Solo así el dolor pasa, solo así se sienten bien. Pero Ratohnhaketon separa sus labios con frialdad y respira agitadamente. Empujándola a la roca contraría con rechazo.

—¡Tienes que irte! —medio cierra sus ojos al verla.

Un golpe de realidad para los dos.
La vuelve a cargar en sus brazos, llevandola más lejos. Ignorando todo lo que le dice Charlotte. Hasta alcanzar un acantilado. Abajo corre un abundante río, el mismo de donde la salvo hace mucho tiempo. Ahí la baja, estando muy a la orilla.

—¿Por qué me has traído aquí?

Simplemente clava su mirada en ella. Estando cara a cara.

—¡No quiero irme! ¡Quiero estar contigo! ¡Te necesito! —viendo sus ojos de espalda al acantilado.
—Todo saldrá bien, sabes nadar.
—¿Eh?... —abre más sus ojos.

Con sus manos la empuja, y la joven es impulsada hacia atrás perdiendo el equilibrio desciende de lo alto del acantilado con un rictus de asombro, estirando sus brazos hacia la imagen de un Ratohnhaketon inmutable, serio, y el viento que mueve su melena oscura.

—Adiós.


Susurra el joven cerrando sus parpados para no verla caer. Así, como estaba cayendo también él.

4 comentarios:

  1. Asdfsd ahh!! me encantooo
    Ahh Charlotte le dijo que lo amaba *_* y estoy segura que connor tambien >\\<
    ajajaj esta parte:
    Es aceptado y perdonado por toda la aldea ¿Qué acaso a nadie le importa su felicidad? Tal parece que lo mejor para unos, es lo peor para otros.
    Por ahí escucha diferentes comentarios.

    ajajaj pobre de Conor D: todos bien felices menos el u.u



    ash odio la madre de conor ¬¬ por su culpa connor tuvo que matar al padre de charlotte y ahora T__T se separaron NOOOOOO!!! pobre de connor u.u el solo quizo protegerlay luego la musica de fondo u.u casi lloro u.u
    y esta parte
    Simplemente clava su mirada en ella. Estando cara a cara.

    —¡No quiero irme! ¡Quiero estar contigo! ¡Te necesito! —viendo sus ojos de espalda al acantilado.
    —Todo saldrá bien, sabes nadar.
    —¿Eh?... —abre más sus ojos.

    Con sus manos la empuja, y la joven es impulsada hacia atrás perdiendo el equilibrio desciende de lo alto del acantilado con un rictus de asombro, estirando sus brazos hacia la imagen de un Ratohnhaketon inmutable, serio, y el viento que mueve su melena oscura.

    —Adiós.


    Susurra el joven cerrando sus parpados para no verla caer. Así, como estaba cayendo también él.

    NOOOOOOO!!!! y ahora que va a pasar? u.u que intrigaaa!! ahhh no podre esperar el proximo cap sfgsdfghgfdf esta geinaaal <3 aa como me encanta este fanfic,esperare la continuacion con artas anciaas ASDFGHGSDFGHJHGFDSDFGHJ <3
    Excelente,como siempre un muy buen trabajo ESTO SI ES TRAMA no como las mamadas que escriben las unnies y borre ajajaj XD

    <3

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  2. Mierda, juro que he llorado al final :( Tan asi que lo he leido miles de veces. Tienes talento! Suerte!

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  3. Sarah. Debo confesar que soy la peor persona para comentar este tipo de escritos, porque realmente no los entiendo. Quiero decir, no es un estilo que yo escribirìa e incluso dudo mucho que lo comprara, pues creo que pertenece particularmente a tu generaciòn.
    Sin embargo, la narrativa es consistente, fuerte, coherente, y la forma como la planteas me gusta mucho, pues sabes inyectarle emociòn. Tu talento es evidente, y si es este el estilo que te gusta...¡adelante! Debes saber que esto de escriir es solo TRABAJO, cuetion de machacar y machacar hasta encontrarte a gusto con el genero en el que te sientas còmoda.. te deseo la mejor de las suertes y te auguro cinco estrellas, jajaja Mis saludos afectuosos...

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  4. Disculpa la omisiòn de algunas letras.. tengo proiblemas con mi viejito teclado...

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