domingo, 20 de noviembre de 2011

Lovely Rose [Levantando Sospechas]








Capitulo-16                                     -Levantando Sospechas-






El gran reloj de Londres marcaba las dos de la tarde… Era una tarde soleada de verano, aunque en esta cuidad el clima no es muy alto, los rayos del sol eran tibios en la piel…

El demonio negro aprovecha un breve momento que tiene libre, para pasear por las calles reflexionando y pensando en su alma, que curiosamente parecía estar enamorada, ya no cabe duda… Aparte de poder pensar tranquilamente, también, aprovecharía para buscar y ver a sus apreciados felinos que, por estar dedicándose tanto a su Bocchan no ha tenido la oportunidad de ver alguno últimamente, ya estaba cansado de ver solo a ese estúpido perro demonio llamado Pluto… Caminaba lentamente por en medio de las tiendas de la cuidad y logra escuchar algo que llama su atención.





-¡Alguien atrápela me ha robado! –Grita una voz de una mujer que salió de su tienda desesperada sin poder alcanzar a la chica que salió a gran velocidad de ese sitio-



Rápidamente varios señores la siguen para intentar alcanzarla… Pero se cansan de correr sin poder seguir, vuelven y la señora les reclama muy molesta.

Sebastián logra vislumbrar a una chica pelinegra con ropa vieja delatando su pobreza y una boina color almendra al igual que su abrigo y el resto de su ropa y calzado… Esta chica no para de correr a una velocidad incomparable y casi inhumana cargando varias botellas de leche y un poco de pan. El no puede evitar seguirla, pero no por ayudar a la señora que gritaba, si no, por su propia curiosidad… ¿A dónde llevaba tanta leche? ¿Por qué robo leche? ¿Por qué es tan rápida? Y sobre todo ¿Por qué había algo que le atraía de ella?... Fue como un imán para el demonio…



Finalmente llega a una zona deshabitada a lo alto de la cuidad algo lejos de ella. Entre los grandes y altos arboles, se ocultaba una gran casa que parecía abandonada el demonio se esconde tras uno de estos arboles esperando a que la chica entrara a la casa que era lo más lógico… Después de unos segundos se asoma, observando como cierra la puerta al entrar… Más lleno de esa curiosidad, camina a paso apresurado hacia la entrada de la casa deteniéndose al percibir un olor muy familiar… Ese olor indudablemente era de “Gatos”… Algo emocionado queriendo entrar se limita a solo observar con cautela por una de las ventanas de la misma casa, alcanzando a escuchar…







-¿No es genial? Soy muy veloz nadie puede alcanzarme, no me alcanzaran nunca… No se preocupen amigos nunca les faltara su leche… -Le hablaba a algunos gatos con una sonrisa, mientras se inclinaba para servirles de las botellas de leche robadas en sus tazones- Se que les gusta mucho… Vamos coman bien… -Toma una botella de leche y comienza a beberla, sentándose en el suelo para acompañarlos-



Sebastian muy conmovido al ver la escena, sonríe leve y piensa…

-(Que interesante…)



Decide entrar, apareciendo súbitamente detrás de ella en pie, y con su porte elegante que siempre mantenía, sonriéndole gentilmente…





-Vaya, vaya… Si que eres muy rápida…



-… -Se exalta y muy sorprendida se incorpora rápidamente, y extiende sus brazos a los lados- Bienvenido a la casa de los gatos… -Sonriendo ampliamente-



Todos los gatos se reúnen siendo más de cincuenta, rodeando a Sebastian, algunos ronroneando y acariciándolo con sus cuerpos por sus piernas. Parecía que los felinos lo habían aceptado fácilmente…



-¿Casa de los gatos? ¿Cómo no la conocí antes? –Sonriendo con sus ojos cerrados, dobla sus piernas para acercarse a acariciar algunos gatos que maullaban en un tono agradable para sus oídos, ligeramente sonrojado-



-Mmm… -Se aproxima a él y lo olfatea sutilmente- Ah… Es fascinante tu aroma… Se que no eres malo… -Sonriéndole la chica de orbes como el ámbar-



-¿Malo?... Así que ya sabias que te seguía… ¿No es así?... –Se endereza mirándola fijamente pero sin borrar su sonrisa llena de satisfacción-



-Si…



-Que astuta… Como lo esperaba de una chica ligada a los gatos…





La chica frente a él, con su cabello negro, ojos dorados grandes y algo rasgados, su piel blanca y una pequeña estatura, no mostraba ni un gramo de temor hacia él, ni se impresiona al ver a un desconocido de ojos carmín, que la había seguido a la misma velocidad que ella…





-Parece que mis amigos te quieren mucho… -Comenta viendo a sus gatos con una sonrisa-



-Sí, son adorables… -Aun sonriendo mira los felinos unos segundos, luego le dirige su mirada- Eres rápida, a pesar de ser pequeña… -Afirma al ver su aspecto muy joven casi aparentaba la edad de su Bocchan-



-No soy pequeña… Tengo veinte años de edad… Creo… Y si, soy rápida, eso me ayuda mucho… -Camina hacia un sofá y se sienta cruzando una pierna y dos gatos la siguen acurrucándose junto a ella- Pero… -Acariciándolos y mirándolos- Tú también eres muy rápido…



-Bueno eso es por que soy un demonio… -Dice tranquilamente-



-¿Eh? –Asombrada- ¿Un demonio?... –Abraza a uno de sus gatos algo impresionada-



-Sí, así es… -Se aproxima a ella-



-Oh… -Parpadea rápidamente unos breves segundos-



-Pero no temas… Yo amo a los gatos… -Se inclina frente a ella sonriendo seductoramente-



-Ah… -Se sonroja y cierra sus ojos acercándose queriendo besarlo, pero Sebastian se aleja enderezándose-



-Por lo que veo vive sola con sus gatos… -Mira a su alrededor, la casa poco amueblada pero muy limpia-



-Sí… Mi nombre es Charlotte Black… ¿Y usted como se llama?



-Sebastian Michaelis… Bueno, ese es el nombre que me dio Bocchan… -Mirando hacia otro lado sin dejar de sonreír-



-¿Bocchan?...





Sebastian, platica con Charlotte mas de una hora, al estar en una casa llena de gatos, se olvida de su joven amo por un momento, es inevitable para el no poner su atención a tan encantadora humana que aun ocultaba cierto misterio… Lo cual era sumamente interesante para el demonio negro.



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El joven conde Phantomhive, completamente solo en su escritorio, había terminado sus labores y revisiones que debía hacer, y ahora se concentraba en mirar en sus manos, al nuevo juguete de la compañía Phantomhive. Un perro detective amarillo con una mancha café en su ojo izquierdo, y un lazo rojo en su cuello, quien es llamado “Kun Kun”… Lo mueve un poco para poder observarlo en su totalidad y detenidamente con el ceño fruncido, no muy convencido en que sea un producto de calidad.



-(Es un diseño algo simple, pero, según Sebastian a los niños les encantara…) –Suspira con fatiga- (Quizá deba dejar de seguir sus inútiles consejos…) Sebastian… -Murmura su nombre algo enojado por su repentina desaparición, y al no saber a donde habrá ido-





De pronto su paz es severamente interrumpida a causa del molesto sonido de la puerta al abrirse inesperadamente, entrando por ella los tres torpes e inútiles sirvientes de la casa…



-¡Bocchan! –Gritan al unísono-



-¿Qué pasa? ¿Por qué entran tan de repente?... –Frunciendo el ceño claramente molesto por su aparición-



-¡Bocchan! ¡Bard incendio la cocina! –Exclama Finny-



-Y-Yo… Yo solo estaba… Preparando la cena y… -Se excusa Bard y frota su nuca mirando hacia otro lado-



-¡Y no podemos apagar el fuego! –Agrega Maylene muy preocupada- ¡¿Dónde esta Sebastian-san?! –Mira a sus lados-



-… -Ciel toca su frente con las yemas de sus dedos y cierra sus parpados frunciendo ligeramente el entrecejo, agobiado, liberando un corto suspiro- ¿Y que están haciendo aquí? ¡Vayan y apáguenlo! –Les ordena sin moverse de su asiento, mirándolos con determinación-



-¡SI BOCCHAN! –Responden y alterados salen corriendo-



-(Sebastian… ¿Dónde diablos estas?) –Frunciendo el ceño cierra sus ojos-





En eso el sonido de unos suaves golpecitos en la puerta lo hacen ver hacia ella…



-Disculpe… -Dice Sebastian un poco antes de entrar y se adentra, llevando en un carrito para llevar comida, el Té y unos finos bocadillos acercándolos todos a su amo- Disculpe la demora… -Sonriendo leve muestra una corta reverencia-



-¡Sebastian! Tú… -Muy molesto le dedica una fría mirada-



-No se preocupe, ya me encargue de la cocina, y me sobro tiempo para prepararle el Té de esta tarde… -Con su singular sonrisa y ojos entrecerrados lo observa-



-Menos mal, ya habías tardado… -Acomoda el muñeco de felpa “Kun Kun” a un lado de él, para luego tomar delicadamente su té y darle un sutil sorbo-



-… -Con esa sonrisa lee la ligera expresión del rostro de su joven amo al mirar el muñeco, que denota su agrado hacia el producto- ¿Así que le gusto?... –Con una burlesca pero sutil sonrisa-



-¿Eh?... –Lo mira con seriedad-



-El perro… de felpa… Como lo esperaba, seria agradable para los niños…



-¿Qué quieres decir?... –Sosteniendo su taza de té-



-Nada…



-¿En donde estabas?... –Posa la taza de Té en su platito y se acerca el pastelillo llevándose un poco a la boca-



-¿Realmente le interesa saber?...



-Tch… No –Restándole importancia, sigue comiendo-



-… Bueno si me permite… -Hace una leve reverencia tocando su pecho y se retira-



-… -Solo lo sigue con la mirada hasta que sale de su despacho-





El mayordomo cierra la puerta y queda un momento cerca de esta pensativo… Frunce ligeramente el ceño mirando hacia un lado…



-(Se lo que siente y parece ocultarlo bien, lo que esperaba de mi alma… Pero, si ese sentimiento toma fuerza… Quizá pueda destrozar esa preciosa alma… ¿Pero que es realmente lo que le pasa?... Los únicos sospechosos son los Trancy) –Camina lentamente por el corredor-



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En la mansión Trancy… Claude acomodaba el mantel de la gran mesa apropiadamente mientras piensa…



-(Si, absolutamente… El alma de Sarah es mejor que la de Alois Trancy, ni siquiera hay que compararlas, no tiene comparación… Pero, no puedo simplemente formar un contrato con ella…) –Termina de acomodar el mantel blanco, ajustando sus anteojos y camina hacia las escaleras- (Aunque hay una manera… Algo arriesgada… Asesinar a Alois Trancy, no me da otra opción, ya que si le pido que rompa el contrato se reusara… De esa forma el contrato se perderá y así quizá pueda formar otro con ella… Si… Eso haré) –Se traza una maliciosa sonrisa en su rostro y camina por uno de los pasillos de la mansión-

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Ciel leía un libro detenidamente, y como siempre intentaba ignorar ese amor irracional que sentía hacia Shinku que lo hacia suspirar involuntariamente, para el seria mejor que lo olvidara, pero a veces, ese sentimiento era como en una pequeña luz en su oscuro ser…

Sentado en un sofá simulando en su rostro que no sentía ni le preocupaba nada, era atendido por su mayordomo demonio quien dobla una pierna ante su amo y comienza a limpiar cuidadosamente sus zapatos con un pañuelo blanco lustrándolos mientras pensaba…





-(Creo que voy a vomitar ¿Cómo puedo pensar que Grell es sexy?... Indiscutiblemente ese mayordomo y su ama son sospechosos… Debo ir a investigar… Pero no puedo hacerlo sin antes recibir una orden…) Bocchan… -Seguía limpiando sus zapatos con su cabeza agachada-



-¿Qué pasa?... –Sin quitar su vista de esas viejas paginas del libro-



-¿No cree que los Trancy son misteriosos?... –Alza su mirada hacia él, dejando sus zapatos-



-Sí… -Cierra el libro prestándole atención- ¿Qué es lo que tu crees Sebastian? –Inquiere-



-Bueno… Desde que usted le dijo a Alois que no volviera a la mansión… Las cosas han estado muy raras… Por ejemplo… Usted. –Se pone en pie-



-… -Solo lo escucha mirándolo-



-¿Esta sintiendo algo hacia la señorita Shinku no es así?... ¿No le parece eso extraño?



-Te equivocas… Yo no siento nada… Es solo –Mira hacia otro lado sin saber que más decir- Tch…



-De nada sirve que lo oculte Bocchan… Claramente usted no puede seguir así… No le conviene… Ni a mi –Sonríe-



-… ¿Qué siguieres que haga?... –Lo observa-





Ciel sabía perfectamente que hacer, pero algo en su interior se lo impedía…



-Creo que lo mejor será… Investigar más sobre… Ellos…-Toca su barbilla pensativo-



-¿Realmente crees que ellos estén haciendo algo?... ¿Cómo? Ni siquiera los he visto… Quizá lo que yo estoy sintiendo sea natural… Puedo manejarlo…



-¿Y si no es así?... Yo no creo que sea “Natural” Bocchan… No se engañe… Sospecho que hay alguien o algo, provocando esos sentimientos inútiles en usted… Eso es peligroso ya que el sabor de su alma puede cambiar y perder su esencia… Además también su personalidad se ve afectada… ¿No es así? –Con seriedad lo observa detenidamente-



-Tch… Alois Trancy…. –Aferra sus dedos en los brazos del sofá-

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