Capitulo-24 —Latidos del corazón—
—¡Rápido! ¡Hay que salir de aquí! —Steve
corriendo a la cabeza de un lesionado Greg , y Derek.
A su vez controla al par de Alienbots,
que acelerados les siguen el paso. El montón de gente los persigue sin rendirse. El trío de científicos
bajan por unos amplios escalones a un piso más bajo. Sin quitar su vista de
enfrente.
—¡¿Por qué no usamos los ascensores?! —sugiere
entre jadeos Greg, forzando su cuerpo a seguir corriendo.
—¡No podemos! ¡Nuestro deber es
distraerlos! —la voz grave de Steve- ¡Tampoco podemos lastimarlos, mucho menos
matarlos!
—¡Ay por favor!—interviene Derek—¡Es una
minoría de personas a comparación del mundo! Si tuviéramos a Seungri con
nosotros, acabaría con todos. Es más,
estos dos Alienbots podrían ser suficientes. —sonando agitado por acelerar sus
pasos—No sé, así podríamos ir a ayudar a Break ¿Qué tal si nos necesita?
Steve no lo había pensado. Pero su
comunicador se lo ha llevado Lea, no hay forma de enterarse del estatus de su
líder, hasta que lleguen a las naves.
—¡Break nos ha dado una orden! ¡Y
debemos cumplirla!
Las puertas se abren a su paso. Recorren
el laboratorio, no obstante, aún falta para llegar a la planta más baja.
—¡Nos alcanzan! —avisa Greg viendo como
esa multitud de personas descabezadas están cada vez más cerca.
Ha perdido el control en sí misma. Todo
ese brote de sentimientos encontrados la está poseyendo. Su mente y corazón le
piden que lo asesine. Pero la mano con la que sostiene ese bastón, esta como
entumida, como si otra energía, ajena a ella intente detenerla. El rostro del
viejo, arrugado de horror por verse tan cerca de la muerte. No es suficiente
para que Lea le quite su feroz, y frívola mirada de encima.
Break ha encontrado el modo de manipular
la máquina. Tantos años estudiándola, para crear una contra-maquina, resultará
beneficioso y muy útil ahora. Mas no puede permitir que la única oportunidad de
salvar la humanidad de las manos de Haarp, se vaya con un disparo.
—Lea…escúchame. No lo hagas.
Le pide con el mayor tacto posible en su
voz. Y lentamente avanzan sus pasos a ella, sin reparar siquiera en la
manipulada María. Que con sus ojos ardiendo, se ha puesto de pie, y con un
gruñido similar a un ronroneo de un gato. Extiende sus brazos al frente con sus
manos engarruñadas como garras, moviéndose contra a Break.
Gerard mira con el rabillo del ojo y una
sonrisa, cambia la expresión de su cara. Break distingue esto, y acto seguido,
se echa hacia atrás para evadir los brazos de María. Insistente, y con un
rostro arrasado en furia, lo sigue de vuelta, y con sus manos lo tumba al
suelo, echándose sobre él. Intenta golpearlo, rasguñarlo, o estrangularlo… lo
que sea para hacerle daño, para acabarlo. Pero Break sujetando sus muñecas con
toda su fuerza, se lo impide. Aunque no resistirá mucho.
Los gruñidos más sonoros “despiertan” a
Lea, que aparta su vista del viejo, para ver a Break siendo atacado.
—¡Break! —pasa el apuntador del bastón
de oro hacia la chica manipulada.
En su desesperación por lastimar a uno
de los “intrusos”, pero viéndose incapaz de usar sus brazos. María, tira
mordiscos como perro rabioso. De alguna forma debe matarlo.
—¡No Lea! ¡No te atrevas! ¡Es María! —forcejea.
—Pero… —sosteniendo el bastón directo a
la amenaza.
Gerard esta fuera de la vista de ellos,
asi que aprovecha para arrastrarse, ya que sin su bastón es incapaz de
levantarse. Y recoge su mini-aparato Haarp.
—¡No la lastimes…solo ayúdame a quitármela
de encima!
—¡Sí! —asiente con su cabeza.
Va enseguida y deja caer el bastón,
puesto que no le sirve. Olvidando a Gerard, ya que se siente alarmada al ver a
su líder en peligro, y también la última esperanza del mundo.
Lea engancha sus brazos en los de María,
inmovilizándola asi, aunque oponga resistencia. Y la aleja de Break con facilidad.
En eso Gerard alcanza su bastón de oro, que usa de soporte para ponerse de pie,
y se desplaza hacia la espalda de Lea, amenazando con usar el Haarp portátil en
ella.
Break capta dicho acto, y se sobresalta.
—¡Lea cuidado! ¡Atrás de ti! —le avisa
con sus ojos bien abiertos.
Sus pies no pueden ir más rápido, y cada
vez están más cansados. El grupo de muchas personas controladas, les pisan los
talones. Se precipitan hacia ellos tan inquietamente, que unos caen al suelo, y
otros los pisotean a su paso.
Es tiempo de que Steve haga algo con sus
Alienbots. Por lo que activa cierta acción desde su control, y sus dos Aliens
robots, que iban tras ellos corriendo, se elevan un poco del suelo, flotando a
la misma velocidad que corrían. Uno abraza por la espalda a Steve y el otro se
encarga de Greg y Derek, llevándolos en sus brazos. Salen disparados como balas
de cañón directamente a las paredes, rompiéndolas y perforándolas a su paso,
dejando grandes agujeros. Así avanzan contra los muros, que no son un
impedimento. Dejando muy atrás a todas esas personas.
Los dos robots alienígenas, frenan al pisar
afuera del laboratorio. En todo ese ambiente blanco, por la nieve, y cielo
nublado un tanto gris.
—¿Por qué nos hiciste correr tanto? ¿Por
qué no hiciste eso desde un principio? —reclama Derek con disgusto, mientras se
peina con sus dedos su larga cabellera plateada.
—Necesitaba asegurarme de que nos
siguieran. Recuerda…
—Sí, sí, ya sé. Te pareces a Break…
Steve trata de ignorarlo, en tanto
teclea en una pantalla táctil que sostiene. Está llamando a sus naves.
—Bueno seguramente vienen en camino —comenta
Greg soportando el ardor de su herida en el brazo. Que por fortuna dejó de
sangrar.
—Cuando estemos en la nave, te atenderé
esa herida. Aguanta. —habla Steve sin dejar de ver su pantallita-
—No es tan profunda, casi no sangre,
pero… —mira su lesión apretando sus dientes. Sí que le duele.
—Te vez pálido…más de lo normal. —Derek
lo mira cruzándose de brazos y medio sonriendo.
—No se relajen tan pronto. Aquí vienen… —levanta
su mirada al laboratorio.
El vibrar en el suelo repleto de nieve,
y el retumbar de las pisadas múltiples.
—Vamos.
Steve viendo al cielo, vislumbra tres
naves que llegan sobre ellos. Una de ellas es la más colosal, la que le
pertenece a Break.
Los platillos voladores, expulsan luz
hacia ellos, y los aproximan, subiéndolos más y más hasta que entran en las
naves.
—Es difícil esto de “no poder matarlos”.
Dice Derek desde su nave en el cielo, a
determinada altura de donde contempla la masa de gente descontrolada, que salta
y con sus manos arriba, intentan inútilmente alcanzarlos.
—Es gente inocente. Que todavía puede salvarse,
y su mente volver a ser libre. Se supone que venimos a ayudarlos, no a
matarlos.
Se escucha la voz de Steve en las
bocinas internas de la nave de Derek y también la de Greg.
—¡Eh! ¡Ya quedo claro! Pareces una
grabación…
El científico de cabello dorado, quien
su herida está siendo tratada por una maquina curativa. Detecta con su mirada
azulada y serena, a su compañero Jake, entre todo ese montón de gente haya
abajo.
—Qué horrible debe ser, estar bajo el
control del Haarp.
Steve ya está intentando comunicarse con
su líder, desde el comunicador de su nave.
—¿Break? ¿Break me escuchas? —frunciendo
el entrecejo, y tocando con dos de sus dedos una pantalla en el tablero de la
nave.
Puede escucharlo con claridad en su oreja.
Pero sus sentidos no responden. ¿Qué debe hacer? ¿Qué puede hacer? Lea, está
apunto de…
Gerard se desvía yendo hacia Break.
Entonces Lea voltea a verlo sin soltar a María.
—¡No!
Exclama la rubia, rodeando el cuello de
María con su brazo para sujetarla, y con su otra mano le da un empujón a Break
tocando su pecho y tirándose sobre él, pone su espalda de escudo. En un
movimiento tan veloz que es imposible distinguirlo con ojos humanos. Gerard
termina colocando el aparato contra la espalda de Lea, creyendo que tocaría a
Break.
Atónitos observan como el cuerpo de la
francesa brilla reluciente, emitiendo una luz tan deslumbrante que los obliga a
cerrar los ojos. La luz se apaga y Break puede verse cara a cara con Lea. Sus
miradas se enlazan, y una ligera sonrisa brota de los labios de la chica. Todo
a su alrededor se suspende. Solo ella y Break pueden moverse. ¿El tiempo se
detuvo? Otra vez, para la joven.
—Lea… —viendo como su antepasado y María
están como congelados— No entiendo que pasa. Esto es…
—Break, tienes que sacrificarte. Debes
ofrecer tu vida a cambio. Morir…
—Lo sé. —vuelve a ver sus ojos.
De los ojos de Lea se asoman unas pequeñas
lágrimas.
—No quiero perderte. No a ti. —con un
nudo en la garganta— Ya he perdido demasiado.
—Es lo que tengo que hacer. Lo…lamento.
—Break… —susurra y sus mejillas arden.
Despega sus labios como si fuera a decir
algo, pero en cambio tiemblan, como teniendo frío. Esta conteniendo el llanto…el
dolor. Todo se está acumulando en sus entrañas.
Con su mano toca la tibia mejilla de
Break, y lentamente sus labios se funden en un beso ¿De despedida, o amor?
Es muy confuso para los dos.
Sus ojos cerrados y sus labios unidos
tan delicadamente. Una lagrima rueda por la mejilla de Lea.
—¡Break responde! ¡¿Ha pasado algo?!
Lo oye muy, muy lejos.
Nunca en su vida había recibido un beso,
siempre estuvo encerrado en casa, estudiando, investigando, inventando.
Después, ocupado con sus amigos, buscando una forma de acabar con el Haarp.
Nunca tuvo tiempo para el amor.
Por eso su corazón se altera. Y al
momento en el que Lea se separa, las manos de Break en su cabeza de rubia
melena, la atraen para continuar el beso, saboreando esta vez sus labios.
Empieza a ser muy vergonzoso para Lea, pero al mismo tiempo, es muy placentero.
—B-Break… —suspira al retirarse de sus
labios.
El tiempo sigue su curso, y Gerard
aparta el aparato cayendo en la cuenta de que se equivocó. La chica inmune lo protegió.
—¡Yo me encargo!
Vocifera Lea y agarra del brazo al
viejo, sin liberar a la salvaje María, que muerde con fuerza su brazo, pero
ella lo soporta, incorporándose y llevándolos lejos. Corre y corre hacia el
elevador que los trajo, para irse y dejar a Break hacer lo suyo.
El ascensor se desliza hacia abajo. Break
con su mano siente lo agitado que esta su corazón. Sin entender mucho esta
reacción, ni tampoco poder controlarlo. Se levanta del piso y moja sus labios, encaminándose
hacia el imponente control principal del Haarp. Del techo de cristal se puede
ver que ya no cae más nieve pero el cielo comienza a oscurecer. Jamás le había
parecido todo tan hermoso, es impresionante sentirse así, a pesar de estar en
medio de un gran lío.
Sacude un poco su cabeza, para liberarse
de esa sensación y concentrarse en lo que debe hacer. Es la primera vez que se
siente tan tonto ¿A eso le llaman amor?
—¡Break, por favor responde!
Suena la voz insistente de Steve.
—Aquí estoy ¿Qué ha pasado?
—Estamos bien. Ahora nos encontramos en
las naves. La gente está debajo de nosotros. Todo lo tenemos bajo control. ¿Y cómo
vas con el Haarp?
—No tengo tiempo. Seré lo más breve
posible. —apoya una mano en el tipo de tablero de la maquina viendo este— Steve
escucha…sí existe un modo de volver a la normalidad a la gente. Al ser yo un
heredero, la sangre de la familia Eastlund corre por mis venas. Solo yo puedo
controlar el Haarp, y cambiarlo todo, pero…moriré.
—¿Qué? ¿Por qué? ¡Break, no puedes
morir! ¡Debe haber otra forma!
—No la hay. Hace un momento, no me
importaba morir, aunque ahora…
Recuerda el beso con Lea.
—No me gustaría morir, pero no puedo
retroceder, no justo ahora. —con una expresión afligida.
—Break, olvídalo, olvídalo todo.
Abandonemos esta época, y volvamos a la nuestra. Tratemos de buscar otro método.
—Ya no podemos regresar. Nos han
descubierto, ahora lo saben todo sobre nosotros ¿Recuerdas?. Además, sería
incapaz de dejar a esta gente así, mucho menos dejar a Lea con toda esta carga.
—¡Pero Break! ¡Obliga a Gerard a
hacerlo!
—Imposible, debe ser voluntario —intenta
explicar— Steve… cuida de todos ¿De acuerdo?
—No, no lo haré ¡Maldita sea Break! ¡No
puedes hacerlo! ¡¿Por qué tienes que ser tú el maldito héroe?! ¡Mierda!
Es tanto su impacto, que escupe palabras
que jamás había mencionado. Su voz puede ser oída por Greg y Derek, quienes se
exaltan y curiosos empiezan a intervenir.
—¿Qué está pasando Steve?
—Steve… ¿Qué sucede? ¿Break está bien?
Por otro lado Zafrina vuela por el cielo,
y desde ahí observa las naves del equipo Break, y toda esa gente. También, puede
ver como Lea sale del laboratorio apurada, con el viejo Gerard y María escabulléndose
a otro lado, donde la gente amontonada no pueda verla.
—Sacrificio… —sonríe una pizca y
pestañea pesadamente.
Resalta su brillo, y blancura en el
cielo, más oscurecido.
ommo de verdad se sacrificaran por la humanidad justo ahora cuando se dan cuenta de que estan enamorados uno debe morir aigooo no puedo creerlo espero la continuacion por favor
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