jueves, 13 de noviembre de 2014

La Bruja y el Ángel mestizo [Capitulo 17]










                            Capitulo-17 











—¿Eres tú? ¿Tú eres la Ladrona-asesina?. —Connor, aprieta con su mano la herida sangrante de su muslo, aguantando.
—Ya no soy una ladrona, y sí, soy una Asesina, pero yo no incendie tu pueblo, yo no tuve nada que ver con eso.
—Yo te vi, esa vez…¿entonces eras tú?. —une sus cejas con tristeza— ¿Por qué lo hiciste Charlotte?
—¡Yo no hice nada! Y no recuerdo nada.

Rendido Connor recarga su espalda en la pared de tierra, para descansar un poco su pierna, hace una mueca de dolor. Pero el dolor de su herida no se compara al dolor que siente dentro de él, viendo que al parecer es su amiga pelirroja, la misma pelirroja que buscaba para cobrar venganza. Por supuesto que, de sus ojos no se asomaría una lágrima, mantiene su compostura.

—Me prometí a mí mismo buscar a la culpable y darle su castigo, pero ahora…—la mira a los ojos— No, no creo que seas tú, debe haber un error, tú no puedes ser así.

Quedan un momento en silencio, sin verse a los ojos, todo es tan confuso para los dos.

—Pero, tal vez es culpa mía —rompe el silencio la voz del nativo— Probablemente, lo hiciste por venganza, porque… —hace una pausa— le quite la vida, a tu padre. Ahora entiendo… —ve su mano tocando su pierna lastimada.
—¿Qué?
—Es mi culpa, por no decirte la razón, te entiendo. Y hasta el día de hoy no me arrepiento de lo que hice, puedo verte con bien, y eso…me da mucho gusto —sonríe una pizca— Si no lo hubiera hecho, todo sería diferente, tú no estarías aquí, mi madre iba a…

Charlotte interesada y sorprendida da pasos hacia él.


—Aun así, te pido perdón. —continúa el chico— Realmente no quería hacerlo, pero debía hacerlo.
—¿Podrías, explicarme todo?


El joven nativo intenta explicarle, darle a entender lo que pasó aquella vez con sumo detalle, excepto cuando la empujo al río, de eso si se arrepiente. También le dijo la razón del porque se vio obligado a asesinar a su padre. Sus palabras le abren la memoria a Charlotte, puede recuperar todos sus recuerdos, con tan solo ver sus ojos y escuchar lo que le cuenta, es como regresar. Puede ver en su mente como jugaba con él siendo niños, luego de adolescentes, como competían y cazaban juntos, esos besos que ella le robaba, todo. Entonces, esas “visiones” del joven nativo asesinando a un hombre; era un recuerdo, y ese hombre… era su padre. Pero, sí habían sido visiones, las que tuvo de la madre de su amigo exigiéndole que la matara. Es por eso que en esa ocasión, cuando fue a buscarlo estando sufriendo por la perdida de su padre, quería confirmarlo, que él no lo había hecho por un mal, que él no era ese monstruo que cualquiera podría pensar que era. 

—Ahora lo recuerdo ¿Pero por qué me aventaste del acantilado al río? ¿Intentabas matarme a mí también? —sus orbes lagrimean un poco—
—No.
—¿Querías deshacerte de mí? ¿Sabes que pude morir? Si no hubiese sido por Myriam…


Avergonzado Connor baja su mirada.

—Lo siento, yo...debía protegerte. No quería que te vieran, y sabía que tú no querías alejarte de mí. Creí que me odiarías después de todo lo que hice, y ese odio te haría apartarte. Si tenía que vivir con la culpa, de saber que moriste, o me odiabas, era un riesgo que tenía que tomar, no había otra forma.


En él veía a un gran amigo, un gran hombre, y más allá de eso, un gran sentimiento que ahora toma fuerza a causa de todos esos recuerdos, su corazón es capaz de perdonarlo, de comprenderlo, ahora ella siente que tiene que protegerlo. Había hecho un sacrificio por ella, manchar sus manos de sangre, de una sangre que sabía era valiosa para su ser querido, pero más era lo que la amaba, tanto, que no le importo nada más que su seguridad, colocándola en primer lugar. Se acerca más para rodearlo con sus brazos, fundiéndose en un abrazo.

—Ratohnhaketón. Eres un loco, mira lo que hiciste por mí. —suelta una risa suave.
—¿Charlotte? Creí que…
—Te conozco, sé cómo eres. Solo tenías que explicarme y yo entendería, sabía que lo habías hecho por una buena razón.
—Pero…era tu padre y yo…


Inseguro la toca con sus manos, su espalda, subiendo lentamente hasta sentir en sus dedos su rojizo cabello suelto. Su corazón tiende de un hilo. Sintiéndola tan cerca. Es inesperado su comportamiento, creía que se enfadaría o se pondría mal, pero es como si le estuviera abriendo su corazón. Esa es Charlotte, quien lo comprende, quien lo ama, debió haberlo sabido. Si tan solo hubiera tenido la fuerza de decirle todo esto antes... 

—No digas nada. dice la chica.
—Está bien.

Se aparta para verlo con sus ojos cristalinos de la emoción.

—He pasado por tanto dolor, por tantos problemas, pero…al fin puedo estar contigo.

Sus miradas se cruzan por unos segundos, y es Connor quien se siente atraído, por una tentación irresistible de acercarse más, para sentir sus labios, pero Charlotte avergonzada se agacha.

—Hay que atender esa lesión. —baja su mirada a su muslo. En su pantalón gris se ve una mancha roja.


Con un trozo de tela que arrancó de su túnica negra, envuelve su muslo apretándolo lo suficiente para detener el sangrado.

—Lo lamento, no sabía que eras tú. —mientras hace un nudo— De hecho, no sabía exactamente quien eras tú, hasta ahora.


Se escuchan pisadas en el suelo de tierra, ese sonido cada vez suena más claro. Garrett y otro par de Asesinos llegan a ellos. Lo primero que captan los ojos de Garrett es al Asesino sin vida tendido en el suelo y un rastro de sangre. Luego pasa su mirada viendo la escena de Charlotte de rodillas poniéndole atención a la pierna vendada de un desconocido. El par de aprendices que lo escoltaban se adelantan un paso, queriendo asesinarlo al creer que se trata de un enemigo Templario, pero Garrett les indica que se detengan con su brazo. Connor ya los había escuchado y visto, pero sus ojos no pueden dejar de ver esa brillante y preciosa sonrisa de Charlotte.

—¿Qué estás haciendo Charlotte?


La conocida voz la hace voltear su cabeza y borrar su sonrisa, se pone en pie de inmediato. El joven mestizo también se levanta del suelo, ahora puede apoyarse mejor en su pierna, aunque el dolor no ha desaparecido del todo.

—Estaba ayudándole a mi amigo.
—¿Amigo? —no muy convencido. Le señala el cuerpo sin vida del Asesino— ¿Y esto, como fue que pasó?
—Ah…

Se queda sin palabras, dejando viajar su mirada por las paredes del túnel, como si estás le pudieran ayudar a saber que excusa dar. Pero no se le ocurre ninguna buena.

—¿Qué pasó aquí? —camina hacia ella y la afronta, clavándole su mirada al mestizo atrás de ella, lanzándole una mirada desconfiada— ¿Acaso él tuvo que ver en esto? ¿Él fue quien hizo esto?
—No, él…
—Sí, fui yo. —admite Connor elevando su mentón con orgullo y agallas.
—Connor… —susurra la chica preocupada.
—¿Así que tu amigo hizo esto? —sin muchas ganas— ¿Cómo pudiste dejar que asesinara a uno de nuestros hermanos? Sabes lo que nos ha costado reunir a la hermandad, sabes que el número de Templarios es más grande.

Charlotte cabizbaja queda en silencio, y Connor con su mano la hace a un lado siendo delicado, y se pone frente a ella en modo de defensa, viendo directamente a Garrett, como fulminándolo con su mirada.

—He cometido un error. Pero si lo ataqué, fue porque él me atacó primero. Me gustaría saber más de los Templarios. ¿Qué puedes decirme sobre ellos? ¿Qué es la hermandad?
—Acabas de matar a uno de mis hermanos, y quieres que te deje entrar tan fácilmente a la hermandad, tendrás que ganarte eso. —enarca una ceja.


Charlotte, se vuelve a cubrir su cabeza con su capucha y le murmulla a su espalda disimuladamente.

—¿Por qué quieres saber de los Templarios? ¿Por qué le preguntas a él? Yo puedo ayudarte.
—Si no fuiste tú la que atacó mi aldea esa noche —baja el volumen de su voz—Necesito saber quién fue. Además, he sabido que los Templarios buscaban algo que tenía mi aldea.


El líder Asesino se mira sus dedos mientras piensa un rato. Retrocede volviendo en medio de sus dos aprendices.

—De acuerdo…—suspira con tedio—necesitamos más reclutas Asesinos, acabas de terminar con uno. Te encomendaré una misión y si la cumples podrás unírtenos.
—Bien. —asiente Connor.
—Tienes que Asesinar a la mano derecha del líder Templario, ella es un problema. Su nombre es Aveline de Grandpré. —de su túnica, saca unos papeles doblados— Aquí tienes algo de información sobre ella.
—Sé quién es. Esa mujer… —hace una mueca de disgusto al ver un dibujo de su rostro en uno de los papeles.
—¿Ella? ¿En qué estás pensando Garrett? —tercea Charlotte— Sabes lo difícil que es llegar a ella, y sobre todo enfrentarla.
—Lo sé, pero de todas maneras necesitamos deshacernos de ella, además. Él tiene que demostrar su validez para la hermandad.

«Este sujeto lo he visto antes, era uno de esos cazarecompensas, me han dicho que era bueno peleando, puede sernos útil. » Se dijo a sus adentros.

—Lo haré. —acepta Connor.
—Eso espero. Vamos Charlotte. —la mira y le indica con un gesto que lo siga—Hermanos…

Garrett se marcha por una de las rutas del túnel subterráneo, y los otros dos Asesinos se encargan de llevar el cadáver de su hermano caído consigo.
Charlotte, le truena un beso en la mejilla a Connor apenas alcanzándolo por su mayor estatura. El joven se ruboriza y la mira detenidamente. Todo se ha tornado tan diferente, pero no descansará hasta conseguir su objetivo. O quizá...

—Ten mucho cuidado, Connor.
—Lo tendré.
—Si necesitas mi ayuda… —se aleja de él sin apartar su vista— Búscame en la base de Asesinos, dentro del Pepper Black.
—¿En esa taberna?
—Sí, solo pregunta por nosotros, los dueños del bar nos apoyan.

Con su mano se despide, y se echa a correr hacia dónde se habían ido sus hermanos.
Connor pasa la noche en una posada. Hace tiempo que no iba a visitar a Aquiles, desde que se separó de los cazarecompensas, puesto que no deseaba encontrarse con Ezio, cree que debe ir a ayudarle como solía hacerlo, aunque seguramente estará molesto por abandonar la razón del entrenamiento que le brindó. Pero necesita del consejo de alguien, ahora mismo está ocurrido algo muy adentro de él, es como si se haya creado un embrollo con sus deseos y sentimientos. Aquiles es la única figura mayor que conoce. Así que se atreve a abordar un barco a primera hora del día, para ir directo a la Hacienda Davenport en busca de consejos, de esos consejos que solo un viejo como Aquiles puede dar.
En la borda del barco viendo la extensión del mar brillando por el sol, su mirada detecta algo brillante que flota en el agua. Fijándose bien puede divisar la forma circular del objeto, en efecto es aquel objeto ya muy conocido que en aquella ocasión arrojo al mar y pareció hundirse, pero curiosamente ahora mismo está flotando. Es peligroso dejarlo ahí, puede llegar a alguna orilla y posiblemente caer en manos equivocadas, o alguien más puede verlo y hacerse con él. Con prisa y sin pensarlo mucho Connor se echa un clavado al mar ignorando los gritos de la tripulación. Su herida vendada aún no sana y eso le dificulta el nadar pero hace un esfuerzo consiguiendo que su mano alcance a tocar el fruto.
No sabe cómo deshacerse de este artefacto, así que cree que debe conservarlo, cuidarlo, pero no es algo que pueda llevar prácticamente a todas partes.

Ahí delante de la casa de Aquiles, con el fruto en la mano, busca con su visión si hay alguien por ahí, pero solo encuentra silencio, y los alrededores vacíos, sin contar los caballos del establo que comían su heno con serenidad. Opta por tocar la puerta, no hay señales de…nada. Vuelve a tocar una y otra vez. Silencio.
No le queda más que forzar la cerradura de casa de Aquiles y entrar sin más. Se encamina a la cocina, a la sala, recorriendo el interior de la casa buscando al viejo.

—¡Aquiles! ¡¿Puedo hablar contigo?! ¡¿Estás aquí?!


Grita mientras lo busca, sin escuchar una contestación. Sube por las escaleras echando un vistazo a las habitaciones de arriba y nada. No queda más que revisar el sótano oculto de la casa.
Desciende por los escalones, alcanzando ese lugar, en dónde en la misma pared se exhiben todavía los retratos de los criminales más buscados, ya todos tachados, excepto el retrato de la ladrona. Siente que algo se mueve detrás de él, en una esquina cercana, y al mirar con el rabillo de su ojo.

—¡Tranquilo, tranquilo! Calma… no me hagas daño—Ezio da pasos hacia atrás con temor— no tienes que matarme, oye, tú has venido hasta aquí. Yo no me he puesto en tu camino. Solo déjame ir ¿está bien? —con una sonrisa medio torcida casi haciendo una mueca.

Lo había visto llegar a la casa y se apresuró a esconderse, conoce a Connor y sabe de lo que es capaz.
El nativo bien vestido como siempre con ese traje azul le da la frente con suma seriedad, y con una seña en su mano le pide que se tranquilice. Ezio puede tomar un respiro y se relaja.

—Solo quiero saber ¿dónde está Aquiles?
—¿Aquiles? ¿Por qué lo necesitas? A un viejo como él…
—Dije que quiero saber dónde está ¿Lo sabes o no?
—Sí lo sé. —se encoje de hombros desinteresado.
—Bien, dime dónde está.
—Pero, Connor. Sabes algo yo…

Sus labios se cierran cuando sus ojos logran ver que Connor trae el fruto en su mano. Es él mismo que desea Aveline, la mujer que se ha decepcionado de él y le ha dicho que no le sirve para nada. Mujer, que no ha visto desde esa vez que perdió la oportunidad de apoderarse del fruto, cuando Connor lo tiró al mar. Y ahora, está de nuevo frente a él, ese objeto tan preciado, y aunque Connor le provoque algo de miedo, tiene que intentarlo, ese fruto debe ser suyo.

—¿Cómo es que lo tienes de nuevo?

Connor cae en la cuenta de que traía expuesto el fruto en su mano.


—Eso no te importa. Dime ya dónde está Aquiles.
—A cambio del fruto.
—No.
—Lo sabía, entonces… ¿Quieres pelear? —con una sonrisa confiada toma posición y cierra sus manos en puños—Sin armas. 


El joven que posee el fruto en su mano le clava su mirada inalterable. Debía imaginar que algo así sucedería, lo que menos quería, —encontrarse con Ezio— ha pasado. Es absurda una pelea en este momento tan crucial para él. Necesita hablar con Aquiles, necesita poner en un lugar seguro el fruto lejos del alcance de  Ezio, y de los Templarios.

Sin embargo, Ezio se ha adelantado sin esperar su respuesta, y ha impulsado su golpe hacía él. 













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1 comentario:

  1. Que lindo capitulo!!!. Que reencuentro.. como la miraba Connorrr y como esquivo ese beso Charlotte jaja me muero.
    Ojala que Connor pueda cumplir la midion para poder entrar en la hermandad.. yo se que si!!
    Aahhh y esa pelea que se vienneeeeee Quiero ya el otro capítulo!!!

    Excelente!!

    Marial ♡

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