viernes, 11 de julio de 2014

Teengears (Final) [ Engranajes dentro de mi corazón ]







Capitulo.- 26   (Final) —Engranajes dentro de mi corazón







El laboratorio, la concentración del Haarp y sus alrededores. Han quedado reducidos en cenizas. Tras la potente explosión que produjo la alteración y destrucción del Haarp.
Solo queda humo invadiendo el aire. No muy lejos de ahí, yace el señor Gerard, quien no pudo salvarse. Su cadáver se sigue quemando.

Por la tecnología con la que cuentan las naves del equipo Break, volaron tan rápido que fue como si se hubieran desaparecido. Y alcanzaron la distancia adecuada para su seguridad. Fijándose en el radar, logran localizar la ubicación de Lea, pero no les es posible detectar a Break, o Edric.
Emprenden viaje a Nueva York. Un viaje de un minuto.



Al centro de una de las más transitadas calles de la ciudad. El grupo de sirenas deslumbrantes bajan, pero sus colas no tocan el suelo. Es su mera presencia lo que provoca el susto de los ciudadanos, quienes se alejan, otros corren, pero la mayoría se queda a ver con asombro. Y por curiosidad los van rodeando.
Estos seres han traído a toda esa agente que el Haarp había manipulado. Sana y salva. Esas personas no les agradecen, por miedo a lo desconocido, huyen de inmediato.

María hace un esfuerzo por mantener su compostura, por supuesto estos seres no se ven nada malos. Está claro que están de su parte.
Por eso observa los orbes platinados y tan bellos, del ser que la ha cargado y traído hasta aquí. Lo mira detenidamente, como queriéndose comunicar así. Luego sus ojos se fijan en Lea, que reposa en el suelo y ella sostiene su cabeza con su brazo.

—Lea…

Pronuncia su nombre y enseguida los sirenos agitan sus colas y se elevan al cielo dónde son perdidos de vista. La muchedumbre murmura, y poco a poco vuelven a tomar su rumbo. No entienden nada. Pero muchos han tomado capturas, han memorizado este suceso.

«Por Dios ¿Qué ha sido eso? ¿Y las naves? » Dijo por dentro María, sin quitar su visión de arriba. Buscando con su mirada alguna señal.


Lea no ha muerto. La liberación mental que desato Break, ha sido precisa. Solo esta desmayada.
Segundos después recobra sus sentidos, y su conocimiento. Abriendo de par en par sus hermosos ojos azules, con rasgos felinos.

—¡Break! —brota de sus labios y se levanta viendo a todas partes muy alarmada— ¡¿En dónde está Break?!


Como si no recordara todo muy bien, solo con la sensación de que Break está en peligro.
Revisa bien con su limitada visión. Viendo gente, gente y más gente. Los autos pasando por encima de su cabeza, proyecciones a lo alto de los edificios. Por ahora, no importa cómo llegó ahí, sino que, hay algo que le está exigiendo saber de Break.
Cuando voltea a ver el rostro de María, tan normal, tan tranquilo, puede saber que Break…probablemente él. Lo ha hecho. Y todo viene de golpe a su cabeza. Y se le corta el aire unos segundos. Volviendo a María, esta vez, sujetándola de sus hombros con rudeza.


—¿Qué ha pasado con Break?
—Con él… no lo sé.
—¡¿Cómo no vas a saberlo?!—le da una sacudida arrugando el ceño— No me digas que…
—Lea, por favor detente.


Apunto de decirle algo más se detiene. Y recuerda que fue ella misma quien le pidió que lo hiciera.  “Break, tienes que sacrificarte. Debes ofrecer tu vida a cambio. Morir…”.
Pero estaba siendo influenciada por los espíritus que sentía dentro de ella. ¿Debería arrepentirse?  No del beso. Sintió que debía despedirse y sus sentimientos se abrieron. Permanece reflexiva un momento.

—Mira…

María le señala con su dedo el cielo.
Ahí están las tres naves. Y de una de estas sale, una especie de energía que las hala hacia la puerta, permitiéndoles entrar. Todas las personas detuvieron su paso y quedaron boquiabiertas.
Ya no importa ser vistos. Ya no importa ser descubiertos, todo ya ha acabado y no tardarán en revelar el secreto. Sobre un campo a las afueras del ruido que han ocasionado en la ciudad. Reposan las naves, y han salido a tomar aire, el cielo sobre ellos luce nublado. Un día gris.

—Entonces Break… —Lea encara a Steve. El más maduro de todos.
—Así es. Y su cuerpo me fue arrebatado por esa… sirena.
—¿Zafrina? ¿Para qué…?
—Ah. Asi que la conoces. —alza su ceja al verla— No lo sé. Pero por lo visto, sus intenciones son buenas. ¿Viste lo que han hecho los suyos? Trajeron a salvo a toda esa gente. Nosotros solos, jamás hubiéramos podido mover a toda esa gente tan rápido. Apenas pudimos ponernos a salvo nosotros mismos. Y yo que comenzaba a creer que tramaban algo.
—Espero también traiga a Break a…

Un creciente destello de luz, no deja que Lea termine de hablar. Ha capturado la atención de todos. Es Zafrina, quien se muestra ante ellos en el aire, como si la gravedad no le afectará.

—Saludos hermanos. Ahora tengo el honor de volver a llamarlos así.

Exhibiendo una amplia sonrisa nunca antes vista por Lea en la faz pálida de la sirena.

—¿Hermanos? ¿De qué está hablando? —interroga Jake reparando en Lea. Pues sabe que es la única que parece conocerla. 
—Ven Lea. Tienes que venir conmigo…

Se desliza con suavidad por el aire como si estuviera nadando con elegancia por el mar, para tomar la mano de la solicitada chica, y la abraza retrocediendo hasta desvanecerse junto con ella.
Steve, Greg, Derek, Jake y María, en silencio intercambian miradas.

—Vamos…no hay nada de qué preocuparse. Sus intenciones son buenas y además la conoce ¿O no? —les dice Greg como siempre, tratando de calmarlos.
—Bueno, bueno —interviene Jake acercándose a ellos— ¿Qué les parece si vamos a tomar algo en algún antro de la ciudad? He leído mucho sobre los centros de diversión, del pasado, y tengo muchísima curiosidad. —toca su barbilla con un gesto interrogante.
—¿Cómo pueden ser tan despreocupados? —les pregunta María cruzada de brazos, viéndolos con desaprobación.
—Ah, hola linda. Te extrañé mucho ¿tú a mí también? —Jake le sonríe.
—Yo no estaré a gusto, hasta saber que ha pasado con Lea.
—Lo que es seguro… —habla con ironía Derek— Es que no podemos hacer nada, más que esperar. No gastemos energía. La chica volverá.
—¡Eso! ¡Tú si me entiendes amigo! —con entusiasmo Jake lo arrima de un tirón de su brazo.
—No, no, no. Tampoco me estrujes así.


María pone sus ojos en blanco y resopla. Le cuesta un segundo cambiar su cara y aceptar.




—En el principio de los tiempos, fuimos hermanos. Convivíamos con ustedes. Todo era maravilloso, todo iba bien. La única diferencia es que teníamos piernas en ese entonces. Éramos blancos, como las nubes, y más grandes, pero vivíamos en armonía. Compartiendo nuestros alimentos, en el paraíso natural de la tierra.

Contaba Zafrina a un lado de Lea mientras nadan al fondo del océano. El agua es como oxígeno para Lea, al sostener la mano de la preciosa sirena, también  puede hablar.
Peces, pasan nadando por enfrente de sus ojos, y pequeñas medusas también. Bajan más y más al fondo, cada vez es más oscuro y frio.


—Nuestra misión era protegerlos, guiarlos por el buen camino. Pero… —pestañea pesadamente y voltea a verla— El maligno sedujo a dos de nuestros hermanos. Ellos no podían quitarse de encima la tentación de hacer el mal. Nadie se atrevió a detenerlos, tuvimos miedo, fuimos cobardes. Terminó siendo más fuerte que nosotros. No pudimos protegerlos, cayeron en la maldad. Por culpa nuestra.
—Creí que eso solo era un cuento de Hadas. —viéndola a los ojos.
—Entonces, eso nos condenó junto con ustedes. Por eso, nos separaron. Se alzó el mar, en toda su extensión. Fuimos condenados a vivir en lo más oscuro del océano, lejos de ustedes, dónde no pudieran alcanzarnos. Conforme fue pasando el tiempo se fue borrando nuestra memoria. Él se encargó de eso, hasta que nos olvidaron por completo.
—Se creía en ustedes como una fantasía.
—Y así permanecimos. —hace una pausa, mientras nada con Lea— El Diju y el Lubus, son espíritus enviados del cielo para nosotros. Ellos nos dieron una esperanza. Pero teníamos que esperar por siglos, el día en que ocurriera, para así, ayudarlos, protegerlos. Tú y Seungri fueron su elección. Como lo fueron Adán y Eva en ese entonces, solo que esta vez, los guiamos por el buen camino. Salvar el mundo.
—¿ Y eso… en que les ayudó a ustedes?
—Regresaremos, pero como uno de ustedes. Seremos humanos. Tú y Seungri, han sido importantes para nuestra humanización. Piezas importantes. Y como agradecimiento por eso. Los espíritus marinos, te concederán algo.
—¿A mí?... —incrédula.

Se desplaza por el agua más rápido produciendo burbujas.
Están las almas de Seungri, Break y Edric siendo sujetadas por Hilos dorados que parecen brillar clavados desde su espalda a la tierra. Ellos flotan como si fueran globos de helio. Con sus ojos como sumidos en un sueño.

—Son tres de tus amigos fallecidos. Uno de ellos podrá resucitar. Los otros dos que resten, irán al cielo. Tú eliges Lea.

Le da un toque con su dedo en su nuca, dejándole así la capacidad de poder respirar y hablar bajo el agua. Lea se posiciona ante las ánimas que lucen relucientes.

—Yo…no podría. Los quiero a los tres de vuelta. —voltea a ver suplicante a la sirena— No merecían morir.
—Lo lamento mucho. Solamente puedes escoger a uno.
—¡Ninguno merecía morir! ¿No puedo cambiar mi vida por la de ellos?
—No. 

Lea clava su mirada en Edric.

«Él siempre fue lindo conmigo. Siempre lo creí bastante cohibido y debilucho. Pero, esa vez, en ese conflicto. Prefirió sacrificarse por mí. »

Pasa sus ojos a Break y adelanta un poco, para tocar con su mano su helada mejilla.

«Break…siempre me entendió, es un buen amigo y…»


Aquel momento del beso entre ellos viene a su mente.  

»Me mostró sus sentimientos. »

No puede aguantar las ganas de abrazarlo y lo hace. Con fuerza, queriéndose unir a él, como queriendo entregarle su vida a cambio de la suya.

«Este bobo… »

Separándose de Break al reparar en Seungri.

»Siempre fue molesto pero... echo de menos sus tonterías. »

—¡Seungri eres un tonto! La manera en la que moriste fue ridícula. ¡Tanto tiempo entrenando para nada! —exclama con voz quebrantada— Deberías estar avergonzado, muy, muy avergonzado. ¡Mírate ahora! Me pones en un aprieto.


Por el agua no se distingue, pero está llorando. Solo sus ojos se ven enrojecidos.

—Aun así…te quiero. —baja su mirada.
—Lea, él no puede escucharte. Está muerto.
—¡Eso lo sé! —talla sus ojos con su puño.
—Entonces…

Silencio total durante un minuto.

—Quiero a… —se muerde el labio inferior.
—¿Si?.

Ve a Edric, luego a Break, y por último a Seungri. ¿Quién era ella para decidir quien vive y quién no? Pero no puede engañarse, quiere a uno…más que a los otros dos.

—Break.

Una pequeña sonrisa se traza en Zafrina, y con una mano la aparta lentamente, para con sus dedos índice y pulgar cortar los hilos dorados de Edric y Seungri, quienes se van como globos de helio al aire. Hacia arriba. Hasta salir de la superficie del agua, directamente  al cielo. En dónde pueden abrir sus parpados, viéndose entre las hermosas nubes, cerca de los rayos del sol. Se desintegra su ánima en destellos dorados que se esparcen por doquier.

Una expresión lacrimosa se graba en la faz de Lea, al verlos partir. En tanto Zafrina trae consigo el cuerpo intacto de Break, y lo une con su alma.
El rostro de Lea cambia a uno lleno de fascinación. Siendo capaz de ver como Break la mira, la está mirando nuevamente. Una sonrisa se ensancha  en ella y Zafrina se desliza hacia atrás.
La chica envuelve en sus brazos al hombre. Break no logra comprender ni asimilar mucho, pero se deja llevar, colocando su barbilla sobre el hombro de la chica, y apretándola entre sus brazos. Lea con su corazón golpeando su pecho casi lo estruja con sus brazos por la emoción de tenerlo de nuevo con ella.

—B-Break, Break. Estás vivo.
—Sí... —sonriendo leve.




Los seres marinos se transforman en seres humanos adultos, pero como recién nacidos. Quizá les cueste acostumbrarse, adaptarse pero son felices, libres. Han vuelto con sus hermanos como uno de ellos. Ya no hay diferencias.





Tiempo después, por la noche.

—Está bien Jake, saldré contigo.


Sonríe María sentada con el chico, en una de las mesas del Antro donde hay robots muy humanizados al servicio de los clientes. Suena la música eléctrica y hay luces por todo el lugar, otros bailan alocados.
De la emoción Jake se levanta de su asiento y la levanta del suelo con sus brazos, dando un giro con ella.

—¡Sí! ¡Gracias!


Greg, Steve, y Derek; comían y bebían, no muy lejos de ellos.

—Vaya, vaya, hasta que lo consiguió Jake.

Comenta Derek queriendo reír, al sostener una copa con una bebida que su liquido brilla fosforescente en su mano.

—Sí, ya era hora, empezaba a ser molesto. —Steve mira entorno a él como buscando algo— Por cierto ¿Y Break?
—Salió con Lea un rato. —contesta Greg llevando con un palito una bola de carne a su boca.




En lo que parece un balcón, pero largo, que se extiende por todo lo amplio del lugar. Break admira el movimiento y la vida de la ciudad ante sus ojos Han pasado unos días desde lo ocurrido, y todavía le cuesta acoplarse a su nueva vida. Una vida sin preocupaciones. Y extraña un tanto a Edric y Seungri.

—Aún no puedo creer que todo haya acabado así. —se apoya en el barandal transparente y luminoso— Quedar atrapado en esta época, perder a dos amigos y… —la mira de reojo— Tenerte a ti conmigo.


Lea se aproxima a él invadiendo su espacio personal, apoyándose también en el pasamano.

—Sí. Sobre todo la pérdida de todos ellos.

Cabizbaja al saber que si no fuera por Break, estaría totalmente sola. Ha perdido a su familia, amigos. Y por Break radicará en Estados Unidos, olvidando a Francia, dejando todo su pasado atrás. Sus ojos se humedecen, pero no suelta lágrimas, y levanta su mirada. Sus seres queridos y Seungri han dejado un vacío permanente en ella.

—Pero lo logramos. La gente ahora es libre. El mundo entero lo es, todo ha vuelto como era antes del Haarp, justo como lo recuerdo.
—Eso me es suficiente, el ver que logre ayudarlos, el ver a parte de mis amigos conmigo, y a ti a mi lado. —Sonríe una pizca— Es más que suficiente, aunque jamás los olvidaremos ¿verdad?
—No, jamás.
—Lo has hecho bien Lea. —pasa su brazo por encima de sus hombros, atrayéndola más a su cuerpo.

La joven descansa su cabeza en su hombro.

—Pero, todo es tan increíble. Esto, que estoy viviendo justo ahora. —añade el hombre.

Contemplando el panorama nocturno de la ciudad. Repleto de luces coloridas y brillantes. Autos volando, gente caminando de un lado a otro. Enormes proyecciones.

—Siempre…lo vi como un sueño. Un sueño inalcanzable. Si hubieras visto el mundo en dónde nací y crecí. Lo entenderías.
—Te entiendo. —suspira y una sonrisita aparece— Pero, todo ha acabado.
—Sí…todo ha acabado.

Lea pasa su brazo atravesando su espalda para sentirlo más cerca, y cierra sus ojos lentamente.





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